ANTES DE PARTIR
Desde el principio no sabía si hacer o no una tercera entrega sobre la Casa del Marco. Quizás sea mejor dejar cosas a la imaginación de cada uno.
Yo llegué allí una mañana de mediados de este mes de Agosto sin saber muy bien lo que me iba a encontrar. Acababan de abrir y solo estaba la chica que lo enseña. Después de darme una vuelta rápida por la casa y sin pensarlo dos veces, volví al coche, bajé cuatro maletas de equipo fotográfico, y me llevó el resto del día hacer lo que veis aquí.
Está claro que me encantó, en parte por el contraste con lo que estoy acostumbrado a ver. He fotografiado 50 palacios y 20 casas de indianos nuevas en el último año y medio y ha sido maravilloso ver tal acumulación de historia y riqueza. En cambio aquí, solo hay un recuerdo de supervivencia durante varias generaciones, y es ese trazo tan sencillo lo que me retuvo.
Pero no todo fue trabajo, la Casa del Marco tiene muy pocas visitas y aquel día coincidí con una pareja de Madrid que se quedaron asombrados del lugar. Juntos nos sentamos en el comedor cuando la chica que cuida la casa sacó jamón, chorizo, vino de la tierra y nos dio a probar el maravilloso pan recién hecho, aún caliente, y que yo acababa de inmortalizar.
Al caer la tarde saqué estas fotos del exterior para terminar mi reportaje, El cielo, hasta ahora azul, se iba poblando de nubes que venían de Galicia con la tormenta anunciada. Por la pista de tierra salí despacio hasta la carretera, rumbo a Gijón.
Nota: el próximo día tenemos otra entrega de la serie “Hoteles Indianos”, y gracias a los muchos que os estáis suscribiendo al blog últimamente, espero estar a la altura.
Muy bonita esta entrega, a la par que sabrosa…, esos panes llaman la atención a todos. Recomiendo tostar unas rebanadas para el desayuno con un poco de mantequilla y mermelada. Dicho esto, me voy a comer algo que se me abrió el apetito de golpe. Saludos.
Y menudas rebanadas, de kilometro. Buen provecho!.
Todas las fotografias que nos has mostrado, reflejan la sencillez de lo humilde y cotidiano. Me imagino los inviernos en esa, y otras casas similares, y el frio que debian pasar sus habitantes en esas estancias tan grandes.
Gracias por estas tres entregas, que me hacen apreciar todavía mas la comodidad en la que vivimos.
Mª Luisa, habría que estar cerca del llar (cocina) para mantenerse caliente mientras se terminaba el puchero, o junto al horno de leña. Por lo demás, frío, mucho frío.
Desconocía la exisencia de este pequeño museo etnográfico en los Oscos. ¡Me ha gustado!.
Con esa cantidad de material fotográfico me atrevo a preguntar: ¿Cuando tenemos próximo libro?. Hay que ir planificando los regalos de cumpleaños y Reyes.
Gracias Oscar, estoy en ello, pero falta todavía. Por supuesto que lo anunciaré encantado aquí cuando estemos cerca de publicar. Un saludo.