
EL RINCÓN DE LAS MAREAS

Un largo paseo marca la silueta de la villa de San Esteban de Pravia.
EL PUEBLO DE SAN ESTEBAN DE PRAVIA EN ASTURIAS
Bordea sus aguas entre grúas varadas y embarcaciones olvidadas.
Son aguas tranquilas, de puerto interior a refugio del Cantábrico.
El color del óxido lleva la mezcla de las aguas saladas y dulces. El río Nalón finaliza aquí su recorrido, ganando anchura antes de enfrentarse con el mar.

San Esteban de Pravia tiene el atractivo, un poco decadente, de los lugares por donde antaño corría el dinero a manos llenas.
Los cambios en la industria terminaron gradualmente con su prosperidad.

El pueblo de San Esteban de Pravia en Asturias fue un pujante puerto industrial desde finales del siglo XIX hasta casi mediado el siglo XX.
Era el punto de salida y distribución de todo el carbón procedente de la cuenca del Aller, que a través del ferrocarril llegaba hasta los cargaderos de estos muelles.
De toda aquella intensa actividad fabril, quedan algunas notables muestras de patrimonio industrial.
La industria se reduce ahora a un pequeño astillero en un lado de la bahía.

Hoy apenas fondean algunas pequeñas lanchas que, en época invernal, van en busca de El Dorado: la preciada angula que remonta con las mareas las aguas del estuario.

Azulejo frente al puerto que recuerda la presencia de uno de los armadores y banqueros más importantes de aquel tiempo.
La familia Fierro sigue teniendo presencia en la zona, es la propietaria del Castillo de San Martín, en mitad de la desembocadura.

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