EN EL NOMBRE DEL PADRE
Las capillas en las casas de los indianos eran a menudo más un símbolo de estatus social que de fervor religioso.
Esos recintos privados se abrían en ocasiones especiales a unos pocos elegidos del pueblo que veían así recompensada la amistad con la familia del indiano que los admitía en su círculo más privado.
Los indianos fueron -en su mayoría- poco creyentes. Una vida llena de penalidades desde muy temprana edad -en condiciones muy duras de trabajo- les apartó del sentimiento religioso.
A su regreso -sin embargo- asimilaron los ritos y ceremonias como parte de su nueva posición, y en muchos casos fueron extremadamente generosos, financiando cementerios, reforma de templos y aportando dinero a distintas obras de caridad promovidas por la Iglesia Católica.
Haciendo un repaso incompleto a las capillas indianas comencé (arriba) por la de los hermanos Martínez en La Felguera (Parres)
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Un acogedor rincón delante de la capilla del Palacio de Libardón (Colunga), del indiano Pedro García del Mercado.
Debajo (izquierda) la capilla de los García de la Noceda en Forcinas (Pravia) y a la derecha la capilla de Villa Isabel en La Ferrería (Soto del Barco)
Esta capilla tan coqueta es la de la Casona de Amandi (Villaviciosa)
A la izquierda, el panteón de La Casona (Somao – Pravia) que hace las veces de capilla, y a la derecha la del Palacio de Garaña (Llanes) propiedad del Marqués de Argüelles.
Un caso peculiar es el de Villa Julita, en Castañeras (Grado). Se trata más bien de una casa adosada a una capilla y no a la inversa. Todo el cuerpo central lo ocupa el templo que -como puedes ver en la segunda foto- alcanza proporciones de iglesia.
Dos pequeñas capillas en El Villar (concejo de Valdés). A la izquierda la de Villa Carmen y a la derecha la de Villa La Argentina.
Mención aparte merecen los oratorios dentro de las casas de indianos. Seguramente había muchos más y fueron desapareciendo gradualmente. De izquierda a derecha: oratorios en la Casona de Íñigo Noriega (Colombres, Ribadedeva), Palacio Arias (Navia) y La Atalaya (Ribadesella)
Alejandro , el de La Quinta del Ynfanzón , creo recordar que estaba en la primera planta y si la memoria no me falla , tras una puerta doble. El de la calle Marqués de San Esteban , es un edificio de Manuel del Busto de los números pares , y tiene en su cubierta dos leones alados. Este dato del oratorio , lo conozco por un libro de Héctor Blanco que lo menciona. Saludos.
Ramón, no llegué a verla, en realidad estuve allí haciendo fotos para un catálogo de ropa. Un lugar precioso como fondo, pero mi cabeza estaba en otra cosa. El edificio que mencionas en Marqués de San Esteban sé cuál es pero nunca estuve dentro.
Me gusta Villa Julita y me parece curioso que la Capilla y la casa formen un solo edificio, me ha llamado la atención, por lo general Capilla y Casona suelen estar separadas.
En mi caso particular de La Casona de Somao pues no tengo ni idea si mi bisabuelo Gabino Àlvarez fue religioso o no, imagino que tendría sus creencias, como todo el mundo,, pero su sobrina, mi bisabuela Encarnación Valdés sí era muy religiosa, estudió en un colegio de monjas en Avilés, siempre fue mujer de ir a misa y sobre todo fue muy importante en su vida tener amistad con el párroco de la familia Don Amando, que seguramente influyó en ella para construir una Capilla dentro de la propia finca.Conque en este caso no fue el propio indiano sino su mujer la que demostró esa espiritualidad y también como bien dices Alejandro era demostración de poder económico y querer tener a la familia fallecida en la misma finca.Y está claro que Encarnación no escatimó en gastos a la hora de decorar el Panteón.Un saludo a todos.
Ignacio, creo que fueron las esposas de los indianos -en muchas ocasiones- las que impulsaron la construcción de capillas y las generosas donaciones a la Iglesia. Así fue en el caso de Encarnación Valdés, de doña Socorro y de muchas otras. Saludos.
Todas son bonitas, pero si tuviera que elegir, me quedaría con la de los hermanos Martinez, en ese paraje tan bucólico, Casa Carmen, Villa La Argentina, ambas muy recogiditas y coquetas, y como broche de oro el panteon de La Casona. El techo de cristal de La Atalaya,me recuerda mucho al de Villa Excelsior.
En las casonas de los indianos, a mi me llama la atencion, el buen gusto que tenían para elegir todo lo que complementaba a dichas casonas, como las verjas, cristaleras, capillas, fuentes y escaleras, Las hay realmente espectaculares.
Preciosas las fotografias.
Gracias Mª Luisa, como capilla enclavada en el paisaje yo también me quedo con la de los hermanos Martínez en Parres, y la de Villa La Argentina me sorprendió por dentro.
El panteón de La Casona; en mi opinión ; el más llamativo . Respecto a los oratorios , me viene a la memoria el de la Quinta del Ynfanzón de Gijón , en una visita por el lugar , y que no me esperaba en su ubicación. Me gustaría conocer el que existe en un edificio de Marqués de San Esteban , creo que obra de Del Busto. Saludos.
Ramón, estuve en la Quinta del Infanzón haciendo un trabajo pero no recuerdo el oratorio, y tampoco conozco el que mencionas en Marqués de San Esteban. Lo que sería mucho más largo de enumerar es la cantidad de capillas, iglesias y oratorios que tienen los palacios asturianos.
En el caso de Villa Julita en Castañedo (Grado) hay que tener en cuenta que su origen no era ser la casa de la familia
Lo sé José, y desde luego sigue siendo una casa muy especial dentro de la arquitectura indiana. En este caso el indiano sí era un hombre profundamente religioso. Si no recuerdo mal, el capellán que acompañaba a Doña Socorro (Figueras) pasó a la muerte de ésta al servicio de los González del Valle en Villa Santa Julita.
El Ayuntamiento de Colunga, el 15/05/1912 le da permiso a Pedro García Mercado para reedificar una casa en el sitio denominado La Caravera. 25/05/1915 Permiso para edificar en terrenos de su propiedad en Lagaron. 25/08/1919 Permiso para cerrar un castañedo en Pared de Breceño. Y como curiosidad en 05/1917 se le incluye en el censo de Gijón , aunque el pide que es vecino de Colunga y esta inscrito en las listas electorales de dicho concejo.
Falleció en Gijón en su casa de la calle Cabrales, 140 21/4/1935, y fue enterrado en el cementerio de Libardón, estaba casado María Luisa Pella Sonsini, y tenía 4 hijas, y 5 hermanos, su esposa donó en su memoría 50 pesetas a la Asociación Gijonesa de Caridad y Cocina Económica
José, como sabes cuento un poco la historia de Pedro Mercado en «Sueños Indianos», un aperitivo que da las claves a un indiano bastante adelantado a su tiempo y al que sigo la pista.