A VECES ES TARDE
Tengo una relación casual aunque definitiva con este chalé de indianos en ruinas.
Puedo decir sin exagerar nada que me cambió la vida para siempre.
Tirado en el sofá, un día cualquiera de finales de los años noventa, leyendo el periódico, llamó mi atención una noticia en la sección de sucesos.
Daba cuenta del incendio de una casa de indianos en Valdepares, ¿donde c… está Valdepares pensaba entonces?
Unos ocupas entran de noche a una casa abandonada, hacen fuego para calentarse, incendio, y lo demás es fácil de imaginar.
Sería teatralizar decir que salté del sofá, no es cierto, pero me dejó rumiando durante días, pensando en cómo podía desaparecer nuestro patrimonio así, sin más, a manos de unos cuantos descerebrados.
Tardé bastante en ir a Valdepares para ver las consecuencias del incendio. Desde entonces la casa ha seguido cayendo y cayendo sin remedio, pero yo comencé a mirar la arquitectura de indianos, de la que no sabía nada.
Tenía ganas de salvarlo todo gracias a la fotografía, de dejar al menos un testimonio de lo que sucumbiría con el tiempo.
Había una vieja campaña para concienciar sobre el cuidado de la naturaleza cuyo lema decía algo así: Cuando el bosque se quema, algo tuyo se quema.
Todo este largo preámbulo por dos pequeñas cosas que han ocurrido estos días.
De una de ellas hablaré en un próximo post y la segunda es este pequeño hallazgo de tres fotos antiguas que muestran cómo era la casa en sus buenos tiempo. Son obra del fotógrafo Celso Gómez Argüelles y fueron tomadas entre 1917 y 1920.
CASA DE INDIANOS TORRE DE VALDEPARES
Esta casa de Valdepares, en el concejo de El Franco, es conocida como la Torre de Valdepares y fue edificada para uno de los hermanos Ochoa hacia 1910.
Tienes más detalles en la entrada para suscriptores Torre de Valdepares.
La casa es/era una belleza, con una original galería, la torre y el revestimiento de azulejo en blanco similar al de Villa Radis (por ejemplo), otra casa de la misma época.
LAS FOTOS DE CELSO GÓMEZ ARGÜELLES
La siguiente foto encierra muchas claves de lo epatante que pudo resultar la aparición de estas casas en mitad de la nada de las zonas rurales.
Vemos a la izquierda -por comparación- el prototipo de casa campesina, un cubo de piedra, pequeñas ventanas, cubierta de pizarra y cuadra. A su lado la mansión.
No tenemos datos sobre si uno de los tres personajes de la foto es el indiano. Yo apostaría por el del centro, lleva los mejores zapatos.
La segunda foto nos muestra una espectacular galería en dos plantas, con la originalidad de la pequeña torre, el balcón incrustado en medio de la planta superior, y las dos ventanas ojo de buey completando el diseño. Como decimos aquí: será por perres! (dinero)
Y nos queda la última foto, el infante apoyado en una balaustrada que separaba el abismo de dos mundos.
Desde la distancia, a través de los campos de maíz, se dejaba ver esta casa. No hubo mejor reclamo para todos los que decidieron emprender el camino del mar.
NOTA
Y gracias a Rosa que ayer mismo me dirigía hacia la web de aparejadores de Asturias donde aparecen unas fotos de la casa ya cerrada pero todavía entera.
Hola Alejandro, siempre me he preguntado còmo surgiò o naciò en ti esta vocación o interés por las casas de indianos y mira tú por dònde que nos das la respuesta, y mira todo lo que has conseguido, un blog donde comentamos muchos, has creado una pequeña editorial , publicando libros , hasta has salido en algún periódico , has recorrido un largo camino y por mucho tiempo espero .
Es una pena que esa casa esté así, se ve que fue una gran casona.
Ignacio, esto es un idilio que resiste el paso del tiempo. Un abrazo.