
HOTELES INDIANOS V

En esta nueva entrega de la serie recorriendo las casas de indianos convertidas en hoteles, vamos al Palacete Peñalba, en el concejo de Castropol.
Historia– Hace más de 25 años que el chalé de Doña Socorro y el de su hija Socorrito se convirtieron en el hotel Palacete Peñalba. Quizá sea el tiempo transcurrido o el cambio de nombre lo que ha borrado de la memoria de sus actuales propietarios el autentico origen de estas dos casas de indianos. Yo no voy a hacer lo mismo y dedicaré la próxima semana una entrada a la casa.
Entorno– El hotel está en la parte alta de Figueras, concejo de Castropol, casi al borde de la Ría del Eo, mirando hacia la villa gallega de Ribadeo, y a un paso de hermosas playas. No se puede pedir más.
Conservación– Ambos edificios están en perfecto estado, pintados recientemente y con buen aspecto. El jardín está algo descuidado y se nota que en algunas partes su diseño original ha sido desvirtuado de forma poco afortunada.
Atención– La gestión del hotel es “a la antigua”. Nada de ordenadores, tardan en coger el teléfono, no hay reservas online, no siempre hay alguien en recepción. Por lo demás, el trato es correcto como debe corresponder a un hotel de 4 estrellas.
Estancia– Es difícil no dejarse embelesar por estas dos hermosas casas de indianos, por su jardín, su emplazamiento, sus habitaciones singulares y confortables. Por cierto, al reservar, uno debe elegir su estancia en uno u otro edificio. Yo dejé que el azar me llevara al chalé pequeño. La habitación redonda, la tranquilidad, la luz, la decoración, todo te hace desear poder quedarte más tiempo.
Desayuno– Se sirve en el chalé grande. Si se tiene la suerte de coger una mesa en la galería, la experiencia es mucho más gratificante. El salón contiguo es un poco lúgubre. El desayuno, incluido en el precio, no es tipo buffet. Dan a elegir entre una variedad de dulces y salados. El bizcocho casero está muy bueno, no así el croissant. Personalmente prefiero la modalidad de autoservicio cuando se trata del desayuno.
Conclusión– A un hotel de esta categoría, con 4 estrellas, este precio y, sobre todo, en este maravilloso escenario, le pido que raye la perfección, y no es el caso. El chalé grande está lleno de detalles fuera de lugar: una mesa de escritorio que no pinta nada en el hall de entrada, una barra¿? de recepción atravesada en la puerta de una habitación, un impresionante salón modernista con sillas enfundadas como en las bodas y cuadros muy poco adecuados. Este precioso edificio se merece un pequeño esfuerzo que lo haga resplandecer.
Página Web– Muy pocas páginas pueden presumir de abrir con una cita de The New York Times:“Un Hotel que hace sentir a los visitantes como si fuesen Reyes”. Por lo demás, no hay reserva online, no hay tarifa diferenciada de temporada alta, media y baja, e ignoran totalmente la maravillosa historia de esta casa y de los indianos que la mandaron construir hace 100 años. Una pena.
Extras– Wi Fi, aunque solo alcanza al chalé grande, aparcamiento muy estrecho y complicado.
Fecha de estancia– 17 de Agosto de 2011
Notas: para ver los hoteles anteriores puedes empezar aquí. Las fotos de esta entrada pertenecen solo al chalé pequeño, pronto veremos el grande en la entrada de la próxima semana. Salen ambos en Un Viaje en el Tiempo y Asturias, Tierra de Indianos.
Espero vuestros comentarios, de los que habéis estado, de los que no, y de los que tenéis pensado ir. Gracias.
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