
PEQUEÑO HOMENAJE

El pasado jueves, el periódico El Comercio de Gijón me pidió una colaboración con motivo de la concesión del premio Príncipe de Asturias de Comunicación a la fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz, cuya obra conozco y admiro. Aquí tienes el texto que escribí:
LA LUZ A TI DEBIDA
Decía su gran amigo el fotógrafo Richard Avedon, que un retrato no es un parecido, es una opinión, y Annie lo ha dado todo para formarse una.
Empezó en los 70, asomándose al abismo de la vida trepidante del rock&roll: fiestas, sexo, drogas, y una cámara para ir en busca de esa imagen única, icónica, verdadera. Convertida en una de ellos, se hizo invisible hasta la autodestrucción, pero sobrevivió para completar un retrato sombrío, duro, y en blanco y negro del mundo de la música.
Recuperada de los excesos, volvió más sosegada en los 80 para crear un estilo inconfundible, de colores intensos, poses extremas, y una técnica depurada que emplea en cada una de sus producciones. La imagen de John Lennon y Yoko Ono en su apartamento de Manhattan para la portada de la revista Rolling Stone, ha marcado su vida. Tras ella desapareció un amigo y su mirada amarga se tornó luminosa, tierna, vulnerable.
Annie Leibovitz ha retratado desde entonces a reyes, presidentes, y celebrities de todo tipo, nadie se le resiste, porque todos ellos saben que están a salvo en sus manos, que Annie entiende su fragilidad y su miedo, su equilibrio en el alambre del escaparate público.
Y es así como nos devuelve retratos delicados, con una exquisita puesta en escena, en localizaciones de ensueño que no son más que la pintura superflua que salta al pasar el dedo, el parecido. Debajo, como hace todo gran retratista, nos desvela las heridas del rostro humano bajo una luz majestuosa, vibrante, como si quisiera pedir perdón por tanta desnudez. Felicidades.
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