LA NOCHE Y EL DÍA
Siempre es un placer volver al Occidente de Asturias. Estuve el pasado fin de semana con la intención de completar las fotos de Villa Rosita (la de Castropol, no confundir), y de la Casona de Sestelo. Ambas aparecen en el próximo libro sobre casas de indianos que estoy terminando.
Me alojé en Casa Peleyón, un pequeño y encantador hotel junto a Figueras, donde te sientes como en casa. Sin tiempo que perder, por la noche descargaba las fotos junto a la chimenea y por la mañana, después de iniciar la jornada a las 6,30 a.m. para aprovechar la mejor luz del día, vuelta al hotel sobre las 10 para disfrutar del exquisito desayuno que prepara Ángeles (no te lo puedes perder).
También tuve tiempo de fotografiar otras cosas que te enseñaré en los próximos días.
Confirmo las palabras de Alejandro, hace años tuve la suerte de alojarme unos días en Casa Peleyón y la acogida de su dueña es algo digno de recordar. Muy cariñosa y detallista, nos explicó un montón de cosas interesantes de la zona y sobre la casa (magnífica rehabilitación) y nos ofreció un delicioso desayuno casero. Como no había más clientes alojados, incluso nos dejó escoger habitación. El salón era de ensueño, con esa chimenea y esas enormes vigas de madera en el techo…y unas acuarelas originales con temas de la zona que te dejan extasiado. Es un lugar fantástico donde alojarse y descubrir( o volver a disfrutar) miles de sitios preciosos e interesantes y que están a un paso. Está situado en una zona muy tranquila y yo me orientaba por el enorme y original depósito de agua que había en las inmediaciones…
Lena, me alegra que hayas tenido una buena estancia en Casa Peleyón, yo se lo recomiendo a todo el mundo y, como dices, es un lugar estratégico para salir a conocer la zona.
¡Qué bien nos tratas a los «occidentales» Alejandro! Así da gusto y trabajos como el tuyo descubren (nunca mejor dicho para el caso de este blog) esos pequeños o grandes paraísos, microcosmos que pasan muchas veces desapercibidos, y que constituyen el alma del Occidente y de toda Asturias en realidad, pues en esta tierra se esconden muchos tesoros aún. Gracias por abrirnos siempre nuevas puertas y por tenernos ya en vilo con tu nueva producción en papel.
Xurde, es puro egoismo. Me queda mucho Occidente por descubrir, mucha carretera por la que aventurarme en busca de rincones. Casa Peleyón es una de las «bases» desde las que partir, sintiéndome como en casa. Un abrazo.
¡¡¡Que rincon tan acogedor!!! Tiene que ser una delicia, sentarse a la vera de esa chimenea a escuchar el crepitar del fuego, con un buen libro entre las manos, o descansar despues de una dura jornada de trabajo, mientras saboreas un humeante café. La imagen del portatil como espectador mudo no desentona para nada; ja,ja. PD. Coincido contigo, en que es siempre una delicia volver al occidente de Asturias; (tambien al resto) para mi, uno de los momentos mas esperados del año.Un saludo.
Fue el primer fin de semana caliente que tuvimos en Asturias, el primer atisbo de la primavera, y se podía prescindir del calor de la chimenea, pero tampoco sobraba; forma parte del cálido ambiente del lugar.
Un lugar mágico y acogedor donde por la noche las musas te visitan…creo que ellas también saben de la inigualable hospitalidad de Ángeles. Adivino tras la imagen de ese desayuno las licoreras antiguas con ese elixir de guindas que revitaliza cuerpo y mentea la vieja usanza.
También soy capaz de ver a un hombre de sonrisa franca y verbo alegre, enfrascado en historias de un ayer que se hace hoy a traves de una lente, tan vivaz y creativa como el genio que en él habita.
Gracias Verena, sé que has estado por allí y has podido disfrutar de pequeño rincón acogedor y entrañable. Sobre el hombre que describes, te manda un abrazo y un beso, hasta pronto.
Viendo esas imágenes, le da rabia a uno tener que volver al trabajo… con lo confortable de la chimenea y ese desayuno.. buena manera de empezar el día. Saludos a todos.
No te quepa duda Ramón, es un sitio muy agradable.