EL PALACIO SOBRE LA RÍA
El Palacio del Marqués de Santa Cruz, en lo alto de Castropol, domina la vista sobre la Ría del Eo y la cercana Ribadeo, en la costa gallega.
Habíamos hablado antes de este Palacio en “Los Centinelas del Parque” y tenía pendiente enseñaros alguno de sus interiores.
PALACIO DEL MARQUES DE SANTA CRUZ
También se le conoce como Palacio de Montenegro.
Nada más entrar, un patio funciona a modo de distribuidor. A la derecha está la capilla, al frente la salida al jardín y a la izquierda la escalera da acceso a las dependencias privadas.
En su concepción tiene muchas influencias de los pazos gallegos.
En la primera planta están las estancias nobles, con un salón inmenso y varios dormitorios.
En un extremo, esta habitación contigua a la capilla permitía -corriendo una gruesa cortina- atender al culto sin ser visto.
Este comedor, con su techo curvo de madera, recuerda al puente de mando de un viejo buque.
Desde él se divisan las mejores vistas de la Ría del Eo en dirección a Vegadeo.
El palacio, del siglo XVIII, ha tenido diferentes propietarios, entre ellos el influyente indiano Vicente Loriente Acevedo, quien lo ocupó tras su regreso de Cuba.
De momento el proyecto para rehabilitarlo está parado y muchas estancias apenas conservan muebles o están deterioradas.
Aún así, el conjunto merece mucho la pena, tanto por su enclave privilegiado como por sus espléndidos jardines.
Está situado junto al parque Vicente Loriente Acevedo y el Casino.
Nota: Finalmente el Palacio fue restaurado por completo. Su aspecto actual puedes verlo en el Volumen III de Palacios y Casonas de Asturias.
Mª Luisa, a ver si ahora que ha frenado la construcción nos da tiempo a apreciar el patrimonio que tenemos y, de paso, se conserva mejor alguno de estos lugares.
Me encanta Castropol, con sus palacios centenarios, que te transportan a siglos pasados como si el tiempo no hubiera transcurrido, y ese parque humbrio y frondoso donde se respsira tranquilidad. Es una lastima que, en aras de la modernidad vayan a desaparecer estos caserones para dar paso a viviendas y chalecitos pareados. Sé que es imposible, pero es una ciudad que habría que dejarla como museo, sin tocar absolutamente nada. Es una utopia, pero soñar (de momento) no cuesta dinero.
Tambien Figueras tiene un encanto especial, y debe visitarlo quien no lo haya hecho ya.