
TIERRA DE INDIANOS

…Y un gazapo de portada.
La hermosa escalera del chalé de José Rubio en Mallecina se convirtió en la portada de Asturias, Tierra de Indianos, una guía para descubrir el patrimonio indiano en Asturias, de Occidente a Oriente.
Tiempo después de la publicación del libro me enteré por Fernando, propietario de la cercana Villa Alicia, que este chalé, construido en 1906, no era en realidad indiano aunque lo pareciera y aunque los vecinos de Mallecina con los que hablé entonces lo recordaran como tal.
José Rubio (1858-1935) hizo fortuna en la Bolsa de Madrid. Vivía en esa ciudad, en la calle Zorrilla, y llegaba a Mallecina cada verano en su Rolls-Royce de color amarillo. Fundó las escuelas de Mallecina, pagaba a los maestros, y mandaba repartir diariamente un pan de un kilo a las familias más pobres, durante todo el año.
Al morir soltero, la casa pasó a varios sobrinos pero no volvió a ocuparse nunca. Desde 1935 está cerrada a cal y canto, lo que ha dado pie a todo tipo de especulaciones y leyendas fantásticas: herederos con historias trágicas y hasta un pariente misterioso, residente en París, que de cuando en cuando aparecía por el pueblo, casi como un fantasma.
Unos aseguran que la casa fue expoliada por dentro y otros que todo está intacto, con una enorme araña de cristal en el salón principal, digna de un palacio de los Romanov, y una escalinata de madera de roble americano con el pasamanos de una sola pieza a dos plantas.
A pesar de mi frustración por no poder ver el interior de la casa, de mi metedura de pata con la portada del libro y de no acertar nunca con la luz y el encuadre al fotografiar el chalé de José Rubio, no tiro la toalla y seguro que volveré pronto por allí.
Me sigue emocionando ver esa enorme camelia, abrazada por la escalera. Cada invierno derrama sus flores sobre ella.
José -gracias- ha enviado reseña de la placa que los vecinos de Mallecina entregaron a su hijo predilecto, José Rubio.
Me emocionan todas esas casas de indianos, su espíritu, su fuerza. Reflejan a esa gente valiente y luchadora llena de amor por su pueblo. Gracias por este libro. Las conoceremos a través de sus páginas los que vivimos al otro lado del Atlántico.
Gracias Maruja, esa parte que menciona es lo que convierte la aventura de los indianos y sus casas en algo especial.
Aunque no sea indiana, esta casa es preciosa. Toda ella rezuma elegancia, señorio y buen gusto.Me encantan esa escalera, con los peldaños llenos de hojas, y la camelia, que es tan alta como la casa, lucde en todo su esplendor.
Yo si la conozco. Estuve hace unos años, y me paso una cosa muy curiosa. Dejamos (mi marido y yo) el coche arrimado a la tapia cerca de la iglesia, y comenzamos a caminar buscando la casa. Anduvimos y recorrimos todo Mallecina, y la casa no aparecia, asi que decidimos volver al coche, y cual no sería nuestra sorpresa, al ver que la casona estaba detras de la tapia donde lo habiamos dejado. Despistada que es una.
Decirle a Lena, que nada mas llegar a Mallecina, frente a la Iglesia y detras de la tapia está la casa. No le vaya a pasar lo que a mi. a,
Gracias Mª Luisa. Efectivamente, el terreno está en bastante pendiente. Lo mejor es rodear la finca desde la plaza de la iglesia, cuesta arriba, para tener una buena vista de la casa. En verano los árboles la disimulan aún más.
No, significa que todavía no esta aceptada la herencia por los herederos, aunque el documento figura herencia yacente o herederos; en España cuando no hay herederos los bienes pasan al Estado.
José, es que yo entendía que tenías que aceptar o rechazar la herencia en un plazo determinado. Pasado ese tiempo el Estado o la Comunidad Autónoma se quedaba los bienes si los herederos no aceptan la herencia pagando los impuestos correspondientes.
En 1935 la Junta General del Circulo Salense de La Habana, le nombra socio de honor a José Rubio, y él se lo agradece y lo iba a exhibir en la casa escuela que acababa de donar a la parroquia de Mallecina. El 19/11/1906, María Luisa Prendes, solicita se admita como escuela para el R. D. 01/07/1902, para escuelas no oficiales. María Luisa era de Gijón, era la maestra de la escuela particula de niñas, el patrono era José Rubio, que era vecino de Madrid. En Agosto 1934, cuando el pueblo de Mallecina le entrega una placa de plata con la foto de D. José Rubio Rodríguez, el no pudo asistir por estar delicado de salud. En dicho acto se explicó que pago la maestra de la escuela de niñas hasta que paso al Estado, en ese 1934 estaba sufragando una escuela. También participo en la construcción del cementerio, arreglo de caminos, iglesia, casa rectoral, abastecimiento de agua potable…..
En 1972 todavía se considerada como herencia yacente (pendiente de aceptación por los herederos) su herencia.
Gracias por los datos José. Parece que el señor Rubio se portó muy bien con su pueblo de nacimiento. Te confieso que no sabía que existía esa figura de herencia yacente. Parece una especie de limbo. ¿Quiere decir que la casa en realidad no tiene dueño?
Una vez más, estoy absolutamente de acuerdo con Nicolás…ha adelantado exactamente las palabras que se me iban ocurriendo conforme leía este artículo. No será indiano el origen del dinero, pero el estilo de la casa y el espíritu del dueño, son claramente indianos. He estado en Malleza y en Mallecina y lamentablemente no conozco esta casa, por lo tanto, se hace obligatorio una nueva escapada por esta zona…e intentar dar con ella. Es una auténtica maravilla y esa escalera con los pétalos de camelia es una de tus mejores fotografías desde mi modesto punto de vista. Creo que es un rincón que reúne muchos de los elementos indianos que estamos acostumbrados a encontrar cuando contemplamos un edificio de este estilo: la elegancia de la escalera, una fachada con un color desvaído precioso, unas baldosas de cerámica, la inolvidable palmera…
Espero que algún día puedas tener la suerte de fotografiar esos interiores…y por añadidura podamos verlos todos nosotros gracias a tus instantáneas.
Lena, acércate a verla. No te costará encontrarla, no está escondida. Vete hasta el centro del pueblo (iglesia y plaza) y en un lado verás la verja de la casa que se sitúa en lo alto.
Bueno… ¡menuda historia! Se me hace la boca agua de pensar en la casa intacta desde 1935. Esas cápsulas del tiempo tienen un poder mágico. Coincido plenamente con la vocación indiana de la casa y del dueño, fue un indiano peninsular, je je je. En todo caso elegantísima. ¡Gracias!
Martín, albergo la esperanza de que algún día aparezca un pariente que nos abra por fin la puerta. Yo seguiré insistiendo.
No metiste la pata Alejandro. Da igual que esta casa, como el Palacio Selgas y alguna otra, pese a su apariencia, no sean de origen indiano. A los ojos de cualquiera sí que lo son . Forman parte de ese patrimonio de arquitectura singular. Tienes unas características comunes, un estilo particular y una identidad propia. Están integradas en el paisaje , en los pueblos y el las mentes de sus habitantes. Su capital puede que no viniera de tierras lejanas, pero eso qué más da. Se funden todas bajo una misma manera de ser y así se muestran ante todos nosotros.
Como muy bien dice María ,son casas con «vocación Indiana». Quizá ese hubiera sido el título ideal para el libro .
SALUDOS
Con ese título que propones nos da para una enciclopedia, jaja. Seguramente, para mucha gente en esa época, el que salía del pueblo y volvía rico ya era un indiano. No por haber estado en las Indias, si no por salir a la aventura de buscar una vida mejor.
Alejandro, sin duda José Rubio era un indiano de vocación, y no lo digo sólo por esta casa tan hermosa y diseñada con tanto gusto, sino también por su filantropía. Reflexionando sobre el asunto, y desde un punto de vista filosófico y estético, que no geográfico ni económico, creo que algunos indianos son como los artistas, sujetos a la eterna pregunta: Nacen o se hacen? Esa escalera es pura vocación indiana, normal que la eligieras como portada del libro, máxime cuando los lugareños consultados así lo aseguraban ?
Me llama la atención lo singular de esta casa. Es habitual ver por Asturias modelos de casas muy parecidas, claramente inspiradas unas en otras o porque coincidieron los mismos maestros de obras o artesanos. El chalé de José Rubio no se parece a ninguno otro que yo conozca en su entorno.
Bueno, de sabios es reconocer los errores. Además en tu defensa cabe recordar que el estilo «indiano» no existe así que es más que comprensible la «metedura de pata».
No conocía la casa a pesar de haber ido a Mallecina y la verdad es que es muy interesante. A esas leyendas seguro que se le puede sumar mi sospecha de unas bonitas pinturas en el salón o en el comedor…por las fechas lo más predecible y eso, seguro que está!
Saludos!
David, yo también apostaría por esas pinturas en el interior aunque lo demás ya no esté. Valdría con poder verlas, junto con la escalera interior.