SENTADOS AL FRESCO
Las tardes se escurren bajo los pliegues del mantel, tras la charla distraída que se desliza en la siesta, entre trinos de pájaros y moscas molestas.
Cuando veo uno de estos cenadores, me acuerdo de las fotos amarillentas de la época, a punto de desvanecerse, donde la extensa familia, sentada en torno a la mesa del jardín, prolonga la sobremesa que preside el indiano: con su traje claro, su puro gordo y su sombrero Panamá, mirando con nostalgia a su joven esposa, mientras los niños revolotean alrededor o miran al fotógrafo con cara de estar haciendo la primera comunión.
Tardes de verano en el plácido retiro del indiano.
Las fotos, por orden, corresponden a: Villa Tarsila, Luarca (Valdés) inicio, Casa de Manuel García de La Noceda, Forcinas (Pravia), Quinta Guadalupe, Colombres (Ribadedeva), Casa de Don Vicente, Malleza (Salas), Villa El Encanto, Villaviciosa, Casa en Riberas de Pravia (Soto del Barco), Villa Tarsila, Luarca (Valdés), y Villa Pérez Casadoiro, Navia.
Mas que violines, yo diría sonidos de gaita mientras escancian la sidrina; o las dos cosas en un entente cordiale.
A ver si llegan esas fotografias, que serían el complemento perfecto para estas otras que nos muestras.
Un saludo.
Me imagino que, esas tardes placidas y tranquilas, serían tal como tu las describes, porque estos rincones invitaban a ello. Sería estupendo, que pudieramos contemplar esas reuniones familiares, plasmadas en esas fotografias como tu dices descoloridas por el paso del tiempo. A ver si hay suerte y te hacen llegar algunas para que nos las puedas mostrar.
De todos estos rincones hay dos que conozco de cerca; uno es el de la primera fotografia de Villa Tarsila, ya que está abierto al publico, y el otro, el de la última de Perez Casadoiro, puesto que soy naviega y he pasado por delante de la casa miles de veces. Desde niña siempre me llamarón la atencion esos azulejos tan azules y brillantes, aunque ahora están un poco descoloridos. Muy coqueto el de Quinta Guadalupe, con la camelia custondiandolo.
Mª Luisa, estaba viendo las imagenes en mi cabeza según escribia, las he visto en varias ocasiones y me das una idea para tratar de conseguirlas y ponerlas aquí. Dame tiempo. Los cenadores parecen la excusa perfecta para la calma y la parsimonía, están reñidos con la prisa. En algunos sitios, también son el lugar perfecto para admirar el jardín que lo rodea. ¿Escucho violines?, jaja. Un saludo.