
ESPIANDO A LA MARQUESA

Una de las panorámicas más conocidas de Ribadesella es la que se alcanza subiendo hasta la capilla de la Virgen de la Guía.
No por repetida deja de ser interesante, sobre todo cuando -en fotos antiguas- podemos ver los dominios de la Marquesa de Argüelles y cómo fue evolucionando el lugar desde que ella lo compró y lo convirtió en una tentación para indianos enriquecidos.
En esta primera foto se aprecia que había unas pequeñas naves (en primer plano), supongo que para guardar lanchas de recreo, y un embarcadero. Destaca al fondo -imponente- Villa Rosario.
Esta otra foto es más bucólica, y confirma el buen ojo que tuvo la Marquesa al elegir este paraje para edificar su residencia de verano.
Una foto más aérea, que permite ver, a la derecha, la subida hacia la capilla desde donde se divisa toda la panorámica de Ribadesella.
A continuación, dos tomas bastante similares. En la primera parece apreciarse una pista de tenis a la derecha de la casa. La finca de la Marquesa lindaba con el Chalé de Miguel Llano.
Dos vistas que comparten un punto de vista parecido, la segunda tal y como está en la actualidad, con el mamotreto pegado al chalé (imperdonable).
Y un pequeño apunte nostálgico de aquellos veranos felices, con la Marquesa rodeada de sus nietos en una de las terrazas del chalé.
Muchas gracias a Matías y a Ramón por mandarme las fotos antiguas.
Si, desde luego esta mujer sabía escoger un buen enclave…A pesar de los horrores (y errores) urbanísticos, a fecha de hoy sigue resultando una delicia pasear por este paseo e imaginar como serían aquellos veraneos de entonces.
Ay!, qué ganas de asomarnos a aquellos veranos y contemplar a estos personajes…
La marquesa me tiene desconcertado: si en apenas veinte kilómetros poseía tres Palacios ¿los ocuparía todos? ¿Serían sus veraneos de nueve meses?….!¡
El palacete de Llanes , regalo de bodas de su padre en 1890, ¿ lo consideraría su residencia oficial de verano ? ¿ o quizá quedó relegado en 1919 con la inauguración de su nueva residencia ?
Me imagino a la marquesa , en más de una ocasión ,desorientada al despertar por no tener claro en qué casa se encuentra .
SALUDOS
Yo mantengo la teoría (reconozco que sin pruebas) que a la Marquesa le pareció poco la casa que le regaló su padre en Llanes. Quizás no tanto cuando se casó -sólo tenía dieciséis años- pero sí después. Y lo digo tanto por el emplazamiento como por el tamaño y ambición del proyecto. Creo que el chalé de Ribadesella expresa mejor la personalidad de la Marquesa, su enorme capacidad para las relaciones públicas. Ahí tenía por fin un lugar que la hacía brillar. Su marido, del que poco sabemos, debía pasar más tiempo en el Palacio de Villahormes, menos dado como era a los actos sociales. Siempre que escribo algo sobre ella, sigo esperando esa biografía que nos aclare cosas de esta interesante mujer.
Sin duda una de las fotos más tiernas de la Marquesa, no me extraña que la herencia se fuera desperdigando con esa prole de nietos. Puede que ella al ser la única (oficial) procurase que sus descendientes tuviesen una vida más familiar. A esa casa no le debía de faltar nada de vida. Lo del mamotreto ese, ya lo tenemos bien tratado. Algún día, quizá, lo corten como mala hierba y el chalet recupere el aire a su alrededor. Una pena la pérdida de ese cuerpo trasero, si no me equivoco debía de ser el comedor o por lo menos donde se sirvió la comida en aquellas fotos que aparece Alfonso XIII. Siempre es bueno ver cosas de ella.
David, ya sabes que estas cosas tienen difícil vuelta atrás. En cuanto a la fachada que da al mar, coincido contigo en que ha perdido encanto respecto al original. Aunque la distribución actual es distinta, sí parece que ese lado de la casa eran salones y comedores con vistas al mar. Una delicia para veranear.
Las postales son preciosas y sus imágenes nos ayudan a recrear ese escenario de principios de siglo. La de los nietos es especialmente entrañable. Qué suerte haber dado con ellas…!¡
Afortunadamente la marquesa no tuvo que pasar por el mal trago de ver su magnífica propiedad ultrajada de esa manera. Probablemente ella misma hubiera deseado , al promotor de esa aberración al igual que al arquitecto y lo mismo que al encargado del ayuntamiento de dar el beneplácito , verlos hundidos en lo más profundo de los cimientos del monstruo que crearon. Pues menuda debía ser Doña Josefa…!¡
SALUDOS
Si la Marquesa levantara la cabeza! Está claro que no pudo imaginar este final ni en sus peores pesadillas.
Lo cierto es que escogió un buen lugar.. ; y con el paso de los años..; el desarrollismo le borró un poco de su encanto. No tiene explicación ese horror de edificio al lado. Saludos a todos.
Se ve que, en esa pequeña lengua de tierra, aprovecharon hasta el último metro cuadrado. Una pena. Podía haber sido aún más bonito.