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EL ÁRBOL DEL AMOR

EL ÁRBOL DEL AMOR

Al entrar en San Juan de Beleño me encuentro con esta penosa imagen. Seguramente son sensiblerías de fotógrafo pero -cuando decimos que queremos turismo para generar economía- no es tan caro poner la caseta en otro lado, mover las cartas del restaurante y arreglar el desmadre eléctrico.

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Villa Padua es una casa indiana peculiar en su arquitectura, rara diría yo, pero merece su sitio digno aunque sólo sea por ese singular azulejo anunciando su nombre.

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Para reponerme del susto estético, me implico a fondo con una verja modernista que esta casi al otro lado de Villa Padua. La capacidad de la fotografía para aislar los detalles me asegura que nadie me va a estropear la fiesta. Un toque de modernismo me alegra el ánimo y ya estoy dispuesto a no marcharme de San Juan sin una foto digna de Villa Padua.

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Como un fotógrafo de naturaleza acechando a su presa, me agazapo tras varias plantas para esconder otras fealdades, y el paisaje al fondo hace que lo perdone todo.

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Me pierdo por las callejuelas desordenadas buscando la casa de Venancio. Los vecinos me han dicho que él fue el primer indiano, el instigador de los que fueron detrás. Vino con el dinero, trajo el único coche del pueblo (que desde entonces sirvió también de ambulancia para las urgencias) y costeó de su bolsillo la traída de la luz.

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D. Venancio tiene una casa grande, me llama la atención la entrada con la galería, y mientras hago fotos una señora muy mayor se me acerca para contarme que ese árbol que plantó el indiano delante de su casa, es el árbol del amor, nacen antes las flores que las hojas. No sé nada de botánica pero la metáfora me encanta y me voy caminando con ella calle abajo mientras me repite fascinada «el árbol del amor, ¿sabe usted?»

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13 Comentarios

  1. José (Grado)

    El 03/04/1932 en el pueblo de Beleño, hubo un intento de robo en la casa de Manuel Muñiz Díaz que estaba residiendo en Cuba, y el robo de un pañuelo pequeño de Manila, color negro, con flecos largos algo cortado por las dobleces, en la casa de Antonio González Muñiz que estaba residiendo en México.

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  2. Dolores Ordóñez

    Estimado Alejandro
    La Villa Padua la construyo mi abuelo Antonio González Muñíz en su lugar de nacimiento (San Juan de Beleño Ponga)
    Debió ser construida en el inicio de la década de los veinte.
    Don Antonio (mi abuelo) vivió en México desde el final SXlX y regresó a San Juan de Beleño Ponga varias veces, pues en México hizo fortuna que se lo permitió.
    Inicialmente vivieron mis bisabuelos de nombre; Primo González y Virginia Muñiz.
    La familia que construyo Villa Padua eligió ese nombre (en honor a San Antonio de Padua) pues a mi abuelo primero se le ocurrio bautizar el «chale» como Villa Luisa el nombre mi abuela (su esposa), pero como tambien tenía una hija llamada Maria Luisa, otra llamada Carmen y por último María Teresa (la menor, y mi madre) para evitar pleitos con las hijas por el nombre, decidió nombrarla para enaltecer su propio nombre, pero en el fondo le pareció un acto terrible de egolatría, por ello y jugando con los nombres eligió Villa Padua (por San Antonio)
    Mi familia regresó a México antes de la Guerra Civil, y se de buenas fuentes que el inmueble fue ocupado por ambos bandos durante la guerra.
    Don Antonio y su familia junta no volvieron a España. Mi madre que regreso a España en los setenta, pero nunca volivió a San Juan de Beleño.
    La casa fue propiedad de la familia y le fue cedida a un primo que viviá en Zaragoza y creo que se vendió a un tercero no familiar bien entrados los ochenta o a inicios de los noventa, desconociendo hoy al propietario o los usos de la tradicional Villa Padua que tanto marcó a mi familia.

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    • Alejandro Braña

      Gracias Dolores. Una de las mayores alegrías de este blog es que -de vez en cuando- aparece gente como tú que nos puede acercar a la historia familiar que hay detrás de cada una de estas bonitas casas. Muchas gracias, me encanta la anécdota sobre el nombre de la casa. Un saludo.

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  3. Lena

    Preciosas las dos casas y simpática la anécdota del «árbol del amor»…
    A ver si Martín es tan amable de poner el enlace de la inmobiliaria…para poder «cotillear» esos interiores…;)

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    • Alejandro Braña

      Me apunto Lena, a mi también me gustaría verlo.

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  4. Nicolás

    Al igual que Martín , esa reja de forja modernista me parece exquisita. Aunque no estoy seguro si eso es así por mérito propio de la reja o por esa magnífica fotografía que nos regalas…!¡
    SALUDOS

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    • Alejandro Braña

      Te aseguro que es muy bonita, algo descuidada pero muy bonita.

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  5. Íñigo

    Que pena que una Casona tan bonita y en un pueblo tan pintoresco esté rodeada de cables del tendido eléctrico,bajadas de agua y demás artilugios que estropean la vista,el ayuntamiento de ese pueblo debería de hacer algo para quitar esos cables.Es un pueblo muy bonito ,me gusta que el nombre de la casa esté realizado en azulejos ,y cuantas flores tienen.
    Los ayuntamientos de España en general deberían de enterrar todo el cableado eléctrico que afean nuestros pueblos,se gastan el dinero en tonterías y no en lo realmente importante.

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    • Alejandro Braña

      Ignacio, como fotógrafo apoyo la moción de enterrar el cableado eléctrico. Sé que es poco realista, pero por lo menos deberían cuidar el entorno de los edificios destacables.

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  6. Martín

    Me ha encantado volver a ver esa reja modernista, un elemento de diseño tan exquisito que aparecía ahí, en medio de tanta decadencia. Recuerdo que la casa me parecía una mansión francesa, una casita de muñecas que pedía a gritos que la arreglaran. En cuanto a Villa Padua… me encantaría saber la historia detrás de ese cartel tan fabuloso, dónde se fabricó… porque esos esmaltes de reflejos eran todo un lujo en la época. He entrado en la web de la inmobiliaria para recordar los interiores, a pesar de múltiples maltratos todavía queda algo de su esplendor original. En verdad Beleño está lleno de sorpresas indianas.

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    • Alejandro Braña

      Martín, no he visto las fotos de la inmobiliaria que mencionas, per Villa Padua lleva muchos años cerrada y a la venta, y eso siempre es un peligro. Por su parte, la reja, a pesar de que no está cuidada, llama más la atención que la casa que encierra.

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  7. José (Grado)

    Venancio Díaz Muñiz fue presidente de honor con Manuel Muñiz de los hijos de San Juan de Beleño en La Habana, fue alcalde de Ponga, simpatizante del partido Reformista de Melquiades Álvarez, pasaba temporadas de invierno en Gijón, curiosamente embargo bienes en el pueblo de Beleño a Feliciana Foyo Díaz casada con Manuel Foyo Fernández. Fue el tutor testamentario de Pedro, Ramón, José Manuel y Esperanza Muñiz Sánchez (hijos de Ramón Muñiz Díaz y Lucila Sánchez). Estableció en el molino de Marralin una central hidroeléctrica, que distribuyó a otros pueblos de la zona, incluso le contrataron el alumbrado público de los pueblos. Obtuvo la concesión de una mina de hulla en Beleño que llamo «Abundante». Murió el 29/09/1941 en San Juan de Ponga su esposa era Elisa González Avellaneda, sus hijas María Teresa, María Elisa, María Josefa y Julia.

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    • Alejandro Braña

      Gracias por toda la información, José. D. Venancio era desde luego un hombre muy ocupado. La casa sigue habitada -al menos en vacaciones- por sus descendientes, según me contaron en el pueblo.

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