
REUNIRSE EN TORNO A LA LECHE

Por unos días he perdido -involuntariamente- el hilo del blog. Un viaje de trabajo inesperado y una avería en el ordenador me han dejado tan despistado como un pulpo en un garaje.
Retomo donde lo dejé, recogiendo el testigo que pasó Nicolás en La Casa de la Leche y convirtiendo su comentario -y las fotos que envío a continuación- en protagonista de este post.
Por mi parte solo puedo reiterar que no encontré estas casitas en otras partes de Asturias, tan solo en el concejo de Ribadedeva, limítrofe con Cantabria. La única parecida que fotografié fue en Tineo, propiedad en este caso de una mantequería, pero destinada a oficina. Es la foto que abre la entrada de hoy.
A continuación el comentario de Nicolás y las fotos que envió. Gracias a todos por seguir enriqueciendo el blog con todo tipo de aportaciones. Me quedan dos o tres entradas todavía centradas en Ribadedeva, una de ellas de Arquitecturas Olvidadas que llega este fin de semana.
«Estas casitas eran , sencillamente , puestos de recogida de leche.
Hoy en día ya sabemos que cada estabulación cuenta con su propio tanque de leche perfectamente refrigerado y es el camión cisterna el que se acerca a recoger el contenido. Pero no hace tanto tiempo esto no era así . Yo mismo recuerdo – a mis 50 años recién cumplidos – acompañar a mi madre cargada con un caldero lleno de leche en cada mano, yendo a la recogida de la leche. El pueblo no contaba con esas casetas tan graciosas, así que el puesto de recogida estaba en un cuartuco habilitado como tal en los bajos de una casa particular en el centro del pueblo. Era un rito que se repetía día a día. Yo era muy niño, pero en mi mente quedó el recuerdo de muchas mujeres que ,como mi madre, se juntaban en aquel lugar donde a una hora determinada se acercaba ” la furgoneta” con ollas vacías que se iban llenando poco a poco con aquella leche. En la casa había una de las mujeres que media previamente la leche en un medidor ( parecido a una olla, pero más pequeño y con un flotador que marcaba la cantidad depositada) y se apuntaba convenientemente la medida en la “libreta” que cada persona llevaba consigo. Allí me juntaba con más niños del pueblo y jugábamos hasta el momento de llegada del camión . Las mujeres , en la espera, hablaban y miraban . Era un auténtico lugar de encuentro social , lo mismo que ocurría con el bar, la Iglesia o el lavadero» .
«En Cantabria este tipo de puestos es muy frecuente verlos por todo el territorio . Pensaba que lo mismo ocurriría en Asturias . Es posible, entonces, que el concejo de Ribadedeva cuente con ello por mera proximidad geográfica.
Los puestos , al igual que las ollas ( cedidas a cada ganadero para uso exclusivo de esa actividad ) pertenecían siempre a alguna fábrica de leche. El color identificaba la fábrica a la que pertenecía : los puestos pintados en azul eran de Nestlé , los verdes a SAM y los rojos a Clesa y Morais.
Las casas de la leche que muestras en las fotos son azules así que no hay duda de su propiedad. La que carece de color ,porque el tiempo quizás lo borrara, con toda seguridad también lo fue ya que tiene dos puertas , característica de los puestos Nestlé» .
«La fábrica de leche Nestlé se estableció en 1905 en La Penilla de Cayón , en pleno corazón de Cantabria . Una importantísima industria cuyo radio de acción llegaba perfectamente hasta buena parte de Asturias ( hoy es el día que uno de sus camiones cisterna llega en su recorrido diario hasta Nueva de Llanes ). La fábrica Nestlé en Sevares no lo fue hasta 1972 ( que , por cierto, surgió de otra que fundó un Indiano de Piloña tras la Guerra Civil )».
«Como todo aquello que venía del centro de Europa – en este caso de Suiza- Nestlé fue un ejemplo de empresa modélico ( al igual que Solvay , que nos mostraste en una entrada hace meses ). Todo estaba perfectamente pensado : la fábrica con todos los avances del momento, las viviendas de obreros, ingenieros y directivos, el economato, el centro social , etc… ¡Cómo iban a descuidar un detalle tan importante como el de la recogida de la leche! que a fin de cuentas era la materia prima imprescindible para semejante industria . El eslabón de una cadena perfecta . Asi pues idearon unos puestos de recogida acordes a la necesidad que tenían . De ahí esa “red” que comentas» .
«¿ Cómo se resuelve el misterio de las dos puertas ?
Conozco muchos puestos con una sola puerta , pero es verdad que coinciden con los que no son propiedad de Nestlé . Y todos los azules tienen dos , que son precisamente los de Nestlé . Normalmente van acompañados de un pequeño muelle de carga que facilitaba el trabajo de bajar las ollas para luego volver a subirlas llenas El interior de los puestos es diáfano . No hay división de almacenes ni compartimentos . En el centro se colocaba el medidor , que era manejado por una persona del pueblo designada previamente por la fábrica y que era la portadora de las llaves . No faltaba nunca un cajón-pupitre donde se guardaba el agua oxigenada y alcohol para limpiar el medidor ni , tampoco, el estadillo donde estaban registrados los ganaderos con las medidas diarias de la leche recogida».
«Las personas guardaban riguroso orden de llegada . Entraban por una puerta, se les media la leche que traían y salían por la otra puerta . De sea manera nadie tropezaba con el caldero de otro Todo un ritual . Supongo que forme parte de esa herencia germano-helvética de disciplina y civismo que nos quiso dejar Nestlé» .
«Hoy día estas encantadoras mini casas están caídas en el olvido . Son el vestigio de la arquitectura industrial de una época . Algo que no debiéramos olvidar ni perder. La mayoría fueron cedidas a los ayuntamientos o juntas vecinales . Algunos intentan recuperar su recuerdo arreglándolas para algún servicio municipal . ¡¡Ojalá tengan suerte !!»
Ya comentabamos en la anterior entrada, que sería una pena, que estas casetas desaparecieran, porque forman parte de una actividad y forma de vida, en un tiempo no muy lejano, y poco conocida su utilidad.
Me e ncantan las fotografias,
So pequeñitas, con un poco de interés se pueden conservar y encontrarles distintos usos.
Muy interesante e ilustrativo. Me uno a ese deseo de buena suerte para “las casitas”. ¡Gracias!
Yo también me apunto, Martín.