
EL PLÁCIDO VERANO DE LA MARQUESA

Por esta pequeña ventana del Chalé Verde, solo se ve el mar y las diminutas figuras que disfrutan del baño en la playa de Santa Marina.
Casi igual que entonces cuando, a principios del siglo XX, la Marquesa de Argüelles adquirió los terrenos de El Arenal de Ribadesella, estableció su residencia estival, y empezó a vender parcelas a otros distinguidos indianos enriquecidos en Cuba y México, convirtiendo a la villa en uno de los polos de atracción del veraneo a orillas del Cantábrico.
La mayor parte de las casas en primera línea de playa se construyeron en las primeras dos décadas del pasado siglo. Recorrer el paseo que la bordea es darse un buen baño de arquitectura indiana. Es conveniente dar la vuelta completa, volviendo por la calle interior, para apreciar sus fachadas, orientadas a mediodía.
Las fotos, por orden de aparición:
– Chalé de la Marquesa de Argüelles, construido en 1904, hoy convertido en hotel con un espantoso edificio adosado.
– Chalé de Miguel Llano, construido en 1922 por el arquitecto Miguel García Lomas, responsable de varias obras para indianos.
– Chalé Piñán, de 1910, con su estilo afrancesado tan de moda entonces entre las clases adineradas, que ahora forma parte de una red de albergues de Asturias.
– Chalé Verde, de 1916, destaca por la calidad de su construcción y su cerámica de color verde recubriendo la fachada, obra del arquitecto Enrique Pfitz López.
– Chalé de Antero Prieto, de 1922, de los arquitectos Lomas y Manchobas, con algunos añadidos de sus propietarios actuales.
– Villa Rosario, construido en 1914 para el indiano Antonio Quesada y convertido también en hotel.
– Villa Argentina, que sigue siendo una incógnita para mí, no tengo dato alguno sobre la casa o la familia.
No están todas las que son, pero sí las más importantes. El libro Asturias, Tierra de Indianos está dedicado a hacer muchos recorridos como este con más detenimiento.
Más información sobre la Marquesa, aquí y aquí, sobre Ribadesella, aquí.
Mañana vamos a conocer la primera casa de doña Socorro, en Figueras, desde donde vio construir su fabuloso chalé y el de su hija Socorrito.
Como ves sigo leyendo tus artículos por viejos que sean , ¿sabes que hay otra casa igual a villa Argentina en Berbes a pocos kilómetros de esta,? Cuando digo igual es exacta hasta en el color ,esta en venta hace algún tiempo , pero las cosas buenas solo nos gustan a los que no podemos comprarlas ….que pena . Un saludo
Adalberto, pues ahora mismo no caigo. Me acercaré a verla la próxima vez que esté en la zona. Gracias.
Las casas preciosas, como siempre. Villa Rosario es una maravilla, desde luego, aunque por dentro haya perdido todo su antiguo esplendor excepto la escalera, que fue lo único que se dignaron a respetar, según leí en otra entrada del blog.
Me gusta mucho el diseño de la planta del chalé de Miguel Llano, con su original torre (cuya base no aprecio bien si es octogonal o hexagonal), pero le da como ligereza y frescura al conjunto.
En cuanto a lo de la costa azul, coincido con Ana, ya no tiene ni de lejos el antiguo esplendor de antaño, según comprobé hace años en mi última visita, aunque navegando por el mar y bordeando la costa, es posible aún encontrar alguna pequeña joya por ahí perdida, y pequeñas islas con mucho encanto.
Fotografié Villa Rosario un poco antes de que se vendiera para convertirla en hotel, aunque entonces no pude verla por dentro. Como muchas de estas casas, fueron usadas durante la guerra civil como cuarteles, hospitales, centros de mando, etc. por ambos bandos. Los destrozos, y los robos, fueron muy importantes. La escalera es maravillosa, sin duda.
Alejandro, perdona mi atrevimiento, pero creo que la costa azul también le supondría una ordinariez. Ha llovido mucho desde su esplendor en los años 50…Tiene su encanto pero quizá precisamente por el estilo decadente que predomina, que es muy diferente y no por su exclusividad que digamos.
Ana, no tengo el gusto de conocer la Costa Azul, sólo recordaba esa imagen de las peliculas americanas que muestran un lugar exclusivo, refugio de millonarios, nobles, rebosante de casinos, grandes mansiones, y fiestas. Quizá todo eso se haya desvanecido. Muchas gracias por comentar Ana. Saludos.
Magnífico el paseo de la playa de Ribadesella, con ese ramillete de estupendas casas indianas. Yo diría que el propio mar estuviera celoso de ellas por robarle las miradas de los paseantes.
Es una pena que esté rota la armonía del lugar con esa imperdonable mole de hotel enquistado en la casa de la marquesa de Argüelles. Todo un atentado. Estoy seguro que la marquesa se revuelve en su tumba por ello y viendo ultrajada su morada de verano por paisanos con bermudas por los tobillos y chanclas del carrefour.
La Marquesa está enterrada en Villahormes y el veraneo actual le parecería una ordinariez. Por lo tanto, hace tiempo que se hubiera mudado a algún exclusivo rincón de la costa azul, digo yo. En definitiva, se sentiría como una reina en el exilio.