
UN TIEMPO DESPUÉS

Oculto tras los muros de un palacio en ruinas, José Trenor construyó un mundo particular, frágil e invisible como una tela de araña.
En aquel patio de armas, el último habitante de las Torres de Donlebún plantaba y cuidaba con precisión de relojero cactus en objetos inservibles. A lo largo de muchos años fueron cobrando vida docenas, cientos de nuevos seres que, como extrañas marionetas, colgaban por doquier en aquella selva que sólo su dueño sabía explorar.
Ya te había hablado de José Trenor, y del trabajo fotográfico, pero hoy me ha traído de nuevo su recuerdo una exposición que se acaba de inaugurar.
Aquí tienes una muestra de esos objetos aislados, de gran carga poética, y otro recuerdo de las Torres.
http://donlebun.com/Donlebun-drake-ne.htm
Ya el 13/06/2001 La Nueva España publicó un artículo sobre Gonzalo Moure, que recuperó la historia de Sancho Pardo de Donlebún.
Muchas gracias José, no sé si Paloma conocerá esa historia.
Tuve la enorme suerte de conocer a este gran hombre. Hace más de 30 años que veraneo en Lois. Nos gusta pasear por las torres porque, cuando mi hijo era pequeño, nos inventamos que ese castillo era de unos piratas. Una tarde, Don José nos oyó y salió a la puerta invitándonos a entrar. Yo le conté la historia que nos habíamos inventado y él , muy amable y tierno, le contó una historia de piratas a mi hijo, el cual le escuchaba con la boca abierta y sin pestañear. Luego estuvimos curioseando sus cactus, una maravilla. Un encanto de hombre y un maravilloso trabajo el suyo, es una gran pena que se haya perdido.
Hola Paloma, yo nunca me inventé una historia de piratas, pero las Torres me parecieron algo de otro tiempo la primera vez que me acerque en coche por lo que entonces era una pista misteriosa, oscurecida por los árboles retorcidos que la envolvían. Desde entonces he vuelto una y otra vez, antes y después de la muerte de José Trenor. Ahora se convertirá en algo muy diferente, pero tengo muy buenos recuerdos de allí. Un saludo
Pues me han sorprendido sus creaciones. Hay algunas muy originales. No conocía yo a este hombre…y su imaginación y constancia.
En la penúltima foto es cierto, como dice Iñigo yo también pensé que figuraba un hombrecillo sacando la lengua.
A ver si puede acercarme por la exposición!!
Paloma, ya que mencionas la constancia, fueron 30 años dedicados a una obra efímera, se dice pronto.
Me hubiera encantado conocer a este señor, … soy aficionado a pequeñas chapucillas/restauraciones/etc.., pero ver las desbordantes creaciones que realizaba, me deja perplejo. Un cactus en una tulipa de un coche clásico ( si no me equivoco, un Crysler ) me deja atónito. Saludos a todos.
Había que verle trabajar con infinita paciencia, colocando tierra con una cucharita de café, y regando con una jeringuilla, con sus gafas de aumento y su cigarrillo pegado en el labio…
Que sensibilidad, imaginación, y paciencia, tuvo José Trenor, para conseguir esa variedad de cactus colocados en los objetos mas inverosimiles. Parece una sinfonia vegetal con las formas mas dispares que nos podamos imaginar. Produce tristeza, ver como está en la actualidad, sin la mano del artista que logró todo este prodigio.Es una pena, que esto no lo cuide nadie. Un saludo..
Mª Luisa, desgraciadamente todo esto se perdió, sólo quedan estas fotografías como recuerdo de su obra original. Un saludo.
Hola Alejandro,te has fijado que en la penúltima foto hay un cactus pequeñito que sale del agujero y tiene una cara dibujada,parece un gato o un diablillo,o sólo es un truco tuyo de la foto,es que me ha llamado mucho la atención,es curioso.Que tengas mucho éxito en la exposición de Gijón y que la visite mucha gente,muchos saludos.
Gracias Ignacio, trucos no hay. Ya sabes que a veces los objetos toman formas caprichosas. Saludos.