LA TÍA ISABEL
Yo le había pedido a Ana, su sobrina nieta, que volviera a escribir sobre la Tía Isabel, y estos días de Navidad me parecen el momento adecuado para publicar este hermoso relato.
Te dejo con ella, desde esta vista del Paseo de San Pedro de Llanes.
Aquel 20 de abril de 1909, cuando la tía Isabel embarcaba en el puerto de Santander con su recién estrenado marido, lo hacía también con un desconocido, ella lo sabía, el bisabuelo León y la bisabuela Ana también. No puedo imaginar cómo lograron convencerla para que hiciese ese viaje que dejaba atrás un pequeño mundo de estrechas relaciones, de pocos sobresaltos y muchas certidumbres, ignoro cómo se fraguó la despedida de las hermanas, de los hermanos ni si lloró o mansamente accedió, lo más probable es que no se le pidiera opinión, eran las normas, una sugerencia imperativa y había que obedecer, primero al padre, después al marido… Así fue.
El vapor soltó amarras y se fue alejando del muelle dejando tras de sí puntos suspensivos de humo, albergando en su casco los más diversos equipajes; nostalgia en las más diversas formas y materiales, dudas de todos los tamaños y sabores, miedos tal vez disimulados ante lo inevitable.
Pasaron los primeros días, los primeros meses y los años volaron sin que otro barco retornase con ella. Ese parecía el fin de la historia, pero no fue así: Años después, a mediados de los sesenta Ana María, sobrina de la tía Isabel, viajó a México y se encontró con las huellas que la tía había dejado. Allí esperaban el Nacimiento de barro, los sonajeros, las vajillas y las cristalerías, la plata, los bordados con las iniciales P.F., la máquina Singer, los devocionarios y la mantilla para acudir a la iglesia, los muñecos de porcelana de Chabela, los pañuelos primorosos, entre todo ello y junto a muchos más objetos, que harían esta lista interminable, estaban los cuadernos de recetas.
Se embalaron con cuidado los enseres más frágiles y hasta la Singer, en su mueble Decó, se prepararon para visitar Santa Ana, en las bodegas de otro barco, El Covadonga. Aquel pequeño tesoro cerraba el círculo y explicaba, de alguna manera, cómo había transcurrido la vida de la tía Isabel. Cada puntada, cada letra con el color desvaído por el paso del tiempo, nos hicieron soñar con nuestra tía que, de alguna manera volvió en barco, al mismo puerto del que había salido aquel Abril.
Al hojear las recetas nos encontramos con la de la langosta con salsa de chocolate que hacía la bisabuela en Santa Ana, con una particular versión de “pulientas” a la que ella denominó borona y nos sorprendió la ausencia del plato emblemático familiar; la sopa de almendra. Un delicioso postre que se cocinaba cada Nochebuena en Santa Ana y que ha pasado de generación en generación y seguimos disfrutando. Durante mucho tiempo preparaba esta sopa la hermana pequeña, Ángeles, que le daba su toque personal, tomó el relevo la sobrina, Chabela, que aportó el suyo y la sigue haciendo para disfrute de la familia cada Nochebuena, nunca ha faltado en la mesa ese día, tampoco el recuerdo de nuestra tía que, desde su foto, pierde su mirada en un horizonte que tal vez fuera éste.
Muchas gracias Ana.
El vapor Covadonga
La Tía Isabel con 27 años
Los Cuadernos donde escribió sus recetas.
Una de sus dos recetas de langosta
Hace justo un año que publicamos A la Mesa del Indiano, Cuadernos de la Tía Isabel, y para celebrarlo voy a sortear dos ejemplares entre todos los que dejéis un comentario, basta sólo con saludar.
Soy Germán Nuño y he recibido el libro del sorteo.
Muchas gracias es precioso, tanto por los platos preparados como los interiores de las casas que se muestran.
Gracias Germán por participar, un cordial saludo.
Emotivo relato, y la fotografía del mar apacible me gusta, invita a pensar como será la navegación por esa zona con mar en calma. Y el vapor, todo un referente de la aventura Indiana. Feliz Navidad!
Alberto, no sé nada de navegación, pero ese tramo de la costa asturiana tiene que ser bellísima vista desde el mar.
No soy nada cocinillas, ni buena ni mala, la cocina no me atrae especialmente, aunque comer bien me encanta y este libro, sean cuales sean tus gustos o preferencias, es una auténtica joya.
Tanto para aquellos a quien les guste los fogones, como a los grandes y pequeños gourmets que disfrutan con una buena comida, o simplemente a quien le guste un buen libro, bien hecho, con cariño y además, lleno de buenas ideas y mejores fotografías, éste es sin duda, el regalo perfecto para estas Navidades…y también para después de estas Fiestas. Gracias Alejandro por dejarnos compartir tantas buenas experiencias. Como ya han dicho más arriba, participar en el blog es un placer, con o sin sorteo de por medio ; )
Lena, siempre digo que los comentarios son la salsa (hablando de cocina) de un blog. Son leídos y amplian las historias con los conocimientos e impresiones de otros. Gracias.
La historia muy bonita con ese poso de tristeza que conlleva y que se hace tan presente en estos tiempos en los que todos, o casi todos, hemos tenido que despedir a alguien que se marcha en busca de un futuro mejor.
Este libro, tiene un encanto especial, y muchas sorpresas. La combinación de ingredientes en algunas de las recetas, las hace muy originales e imaginativas. Los buenos cocineros, y los no tan buenos, tienen muchas ideas para sorprender a sus invitados.
Gracias Paloma por esta buena reseña sobre el libro. Es una mirada diferente, más íntima, al tiempo de aquellos indianos.
Hola Alejandro,esta tarde de Nochebuena me puse a leer el bonito relato de Ana,qué nostàlgico todo lo que cuenta,en estos días de Navidad me gustaría saber cómo se sentían los indianos,como por ejemplo mi bisabuelo Gabino o tía Isabel,en estas fechas tan entrañables y quizás tristes porque en las familias siempre falta alguien,y más si estaban lejos de Asturias,y después cuando regresaban después de tantos años en América echarían de menos las Navidades allá en Cuba o Méjico,nunca lo sabremos.Tía Isabel regresó de alguna forma con sus enseres y objetos personales y sus recetas que hoy compartimos,un pedacito de alma que se quedó en América y a la vez regresó a Asturias.Si tenemos seguidores de este bonito Blog en cualquier parte del mundo les deseó mucha felicidad en estas fiestas navideñas.
Una buena reflexión Ignacio. Ya comentamos aquí alguna vez que, después de pasar 20 o 30 años en América, el corazón de un indiano debía de estar dividido entre dos mundos tan diferentes. Y eso tendría reflejo también en la Navidad, con costumbres distintas y quizás con la familia separada a un lado y otro del océano. Tenemos seguidores en varios países de América, así que ahí queda tu deseo al que me uno.
Una herencia muy particular pero a la vez muy especial, ya que todos podemos disfrutarla al 100% y no como esas maravillosas casonas que a veces, sólo tu, puedes compartir con sus dueños.
David, así me queda la sorpresa de poder compartirlas aquí. Felices Fiestas!
Bonita historia , tuvo que ser duro irse tan joven hacia lo desconocido. En mi familia ; al igual que en muchas de esta tierrina; se vivieron pasajes de emigración a esos destinos americanos , algunas historias resultaron mejor que otras , pero nunca olvidaron sus raíces. Felices Fiestas a todos.
Gracias Ramón, felices fiestas igualmente.
Qué blog más bonito. He estado en Chile el año pasado y me he encontrado con un montón de negocios que aludían a Asturias y a los orígenes indianos. Hasta ese momento sólo me llamaban la atención las casas que dejaron en Asturias como testigo de una vuelta exitosa de algunos de ellos. Ahora me ha sorprendido un interés de cómo llegaban a América, vivían e, incluso, se cedían los negocios entre unos y otros para poder retornar a España, manteniendo tan lejos los vínculos de sus pueblos natales.
Germán, siempre me llamó mucho la atención la emigración a Chile, un país mucho más lejano para nosotros, donde los asturianos eran un grupo muy pequeño y por tanto con menos apoyos. Procedían en gran parte de la zona de Colunga, Lastres, Libardón, y Villaviciosa. Allí tenían un contacto permanente, como lo demuestra la creación de Centros Asturianos y de Sociedades para el progreso de sus pueblos, y también, como dices, para hacer negocios entre ellos.
¡¡Ah; ¡¡FELIZ NAVIDAD!!Para ti Alejandro, y para todos los que habitualmente comentan en este maravilloso blog;, y que el proximo año, sigamos disfrutando con todas las historias indianas que aqui nos muestras. Un abrazo.
Comparto esos deseos Mª Luisa. Feliz Navidad con los tuyos.
Emotiva carta de Ana, dando detalles, de como, minuciosamente, fuerón embalando las pertenencias de la tia Isabel, para de alguna forma, reintegrarla de nuevo en su tierra despues de tantos años. Otra entrada con historia, de las tantas que me dejan enganchada y vuelvo a ellas una y otra vez. Preciosa esa vista del Paseo de San Pedro.
Mª Luisa, son un montón de cosas de la tía Isabel las que guarda Ana con cariño, incluido por supuesto los dos cuadernos de recetas.
Un relato maravilloso lleno de nostalgia, pero también de amor por la familia. Mis felicitaciones a Ana por sus palabras y a ti por conseguir estos trocitos de historia que hace que cada aventura de indianos sea más bella. Yo ya tengo la suerte de disfrutar de los Cuadernos de la Tía Isabel, pero no he podido resistirme ante un relato tan bonito. Un abrazo, esther
Gracias Esther, quedan muchas buenas historias por contar y compartir. Un abrazo.
Me encantan las casas de indianos y por eso tu blog es de lectura imprescindible para mí. Además las fotos son formidables, siempre tienes la mirada justa, realzando la belleza de estas casas. Aprovecho para desearte unas Felices Fiestas a ti y a todos los lectores de tu blog.
Gracias José Manuel, también te deseo unas felices fiestas y que sigamos todos disfrutando de las casas el año próximo.
Muy evocador, triste por la tia Isabel, pero reconfortante por la recuperación de las recetas…Muy evocador.
Gracias Mariel, es triste que Isabel no pudiera volver a Llanes a ver a su familia, las recetas son su pequeño diario.
Preciosa historia!, evocadora y nostálgica. Muchas gracias a Isabel por compartir sus recuerdos con este hermoso rincón que has creado Alejandro, y, como no, gracias a tl, por trasmitirnos tanta belleza. Feliz Navidad para todos!!
Me uno al agradecimiento a Ana por seguir compartiendo recuerdos de la tía Isabel. Feliz Navidad.
Esta entrada tan fantástica unida a la anterior de Sueños de Papel han tirado de mi arteria mas nostálgica. Magníficas historias que afortunadamente están plasmadas en papel y en el recuerdo de los que las vivieron. Gracias por trasmitírnoslas. Un saludo.
Feliz Navidad para todos y supongo que el próximo año nos traerá otro libro nuevo de Indianos ¿verdad, Alejandro?.
Feliz Navidad Oscar. Es cierto que estoy terminando un libro de Indianos, pero esta vez vuelvo a escribir los textos y eso me está llevando mucho tiempo y bastantes dudas, las fotos están terminadas. En todo caso, me gustaría acabar antes de Semana Santa.
Mmmm, que historia mas bonita
Lo es Miriam, y me alegro que te guste.
Preciosa historia, tanto la antigua como su continuación en el presente. Y estupendo blog, muchas gracias por tanta belleza.
Gracias Isabel, comparto que es una historia preciosa, con un toque nostálgico, y Ana escribe muy bien.
Precioso relato de Navidad, Alejandro. Emociona ver cómo, tantos años después de su marcha, ayudaron a la tía Isabel a volver, de alguna manera, a su tierra y formar parte de nuevo de su familia, enriqueciéndola con todas sus vivencias y recuerdos. Pensamos en los indianos y nos vienen a la mente sus fortunas, sus mansiones y sus emocionantes vidas de negocios y viajes, pero, cuánta añoranza transportaban esos barcos que separaban familias, en ocasiones, como es el caso, para el resto de sus vidas. Aprovecho para desearos a todos una muy Feliz Navidad con vuestras familias, el componente más importante de estas fechas.
Gracias Covadonga, como dices, la ausencia es el trasfondo de todos los que emigraron y de sus familias que se quedaron esperando un regreso incierto. Feliz Navidad.
Éste es uno de los libros más especiales que has hecho. La verdad que me propuse cocinar alguna de las recetas y aún no he tenido tiempo. A ver si con tu visita lo estreno!! gracias!!
Gracias Martín, yo le tengo mucho cariño a este libro, y doy fé que hay recetas muy ricas. Hasta pronto!
Aunque no hicieses el sorteo también dejaría el comentario, Alejandro. Para agradecerle a Ana su relato que añade otras pinceladas al cuadro de la Tía Isabel y la historia familiar. Y para decirte que me gusta muchíííííísimo la foto del Paseo de San Pedro de Llanes que encabeza este post. Una vez más, felicidades por una preciosa foto.
Gracias Maite, Ana hizo un precioso texto para la introducción del libro «A la Mesa del Indiano», y le agradezco que haya vuelto a compartir otros recuerdos de esa historia.
Es un placer seguir tu blog, tus vivencias y tus libros desde hace tantos años, con el primero empecé a descubrir el mundo «indiano» y cada día, a través de esta página, mantienes viva esa llama. Gracias
Gracias José Antonio y Felices Fiestas.