LUÉ NO TIENE FIN
El pueblo no tiene centro, ni principio, ni fin; una vía lo mantiene unido como un fino cordón umbilical de varios kilómetros.
Casas asomadas a una calzada estrecha, grandes fincas de labranza, tractores arriba y abajo, remolques, animales, madera, una gran actividad para un pueblo que no supera los 180 habitantes en invierno. Lué, en el concejo de Colunga, tiene el encanto de las cosas sin terminar. Una sucesión de aldeas y barrios que forman un todo, juntos pero separados, atravesado por el paisaje y las corrientes.
Y así, a saltos inconexos, es mi impresión de una hermosa tarde en Lué.
La Iglesia de San Vicente, un pórtico mirando al paisaje, y la entrada a la casa del párroco.
Ventanas, y algunas modestas casas de indianos.
La capilla de San Antonio al atardecer, rodeada de calas.
El mejor chalé de indianos de Lué, de 1917. Al otro lado, una curiosa construcción auxiliar, probablemente vinculada a la casa.
La primera casa parece antiquísima y también me llama la atención ese edificio auxiliar. Lo cierto es que me gustan mucho esas constucciones ; como garajes, lonjas o almacenes. también pequeñas obras de arte en algún caso. Respecto a la carretera de Villaviciosa, os la recomiendo de paseo en una Vespa de las clásicas..sin prisas… para gozar. Saludos.
Coincidimos en el gusto por este tipo de edificios de corte industrial. El de las fotos me pareció muy atractivo, y probablemente ligado a la casa de indianos que está enfrente. Lo de la Vespa suena bien, además te da el aire, ya me entiendes… Saludos.
La verdad que el cura no fue tonto a la hora de elegir casa… jejeje, ¡la vista es espectacular!
Eso me pareció a mí cuando la vi. La escalera y la puerta son una buena «presentación».
¡Qué de recuerdos!. Lué fue uno de los primeros pueblos que visité mi primer verano en Asturias. No se si seguirá realizándose una magnífica parrillada en verano. Nunca logré comprender cómo por 100 pesetas pude beber toda la sidra que quise y comer tantas costilla a la parrilla. ¡Eso sí!, la antigua carretera Gijon-Villaviciosa me hizo «devolver» (nunca mejor dicho) al mundo todo lo que había ingerido aquella noche veraniega. También fué curioso comprobar como en sólo una noche me hice «manín» de medio Colunga.
Qué bueno Oscar!. Sobre la parrillada no tengo ni idea si sigue celebrandose, pero la antigua carretera Gijón-Villaviciosa era demoledora, capaz de acabar con cualquier estomago. Saludos.
Muy cálidas todas las fotos. Me quedo con buena sensación y me lo apunto para una futura escapada cuando el tiempo y las ocupaciones lo permitan.
Xurde, añade además Lastres (que aunque conocido merece otra visita), Colunga, y Libardón, todo en el concejo. Tienes para todo el día. Un saludo.