
CASA DE INESITA

Me uno a los que piensan que son las casas las que te escogen.
Sí, nos importa el sitio, los metros, la orientación y hasta el color.
Pero hay algo impetuoso, algo de amor a primera vista, un vértigo difícil de esquivar.
A mí siempre me gustó mucho esta casa y no puedo dar grandes explicaciones del por qué.

La vi por primera vez un día de verano -al sol de la tarde- y sin conocerla por dentro la imaginé acogedora y manejable.

CASA DE INDIANOS EN PUERTO DE VEGA
Está en Puerto de Vega, para ser más exactos en Santa Marina, en un promontorio junto a la carretera que lleva a la iglesia.
Como el mundo indiano es interminable, solo hace un par de años que me enteré que es indiana.
No tiene nombre en la puerta aunque se la conoce como la casa de Inesita, la mujer con la que se casó el indiano Félix el Monso.
Aunque la habitación mirador de la izquierda parece un añadido, la construcción original seguramente es de la década de 1910.
Es lógico pensar que muchos indianos no eran capaces de imaginar lo que crecerían los ejemplares de su jardín.

La casa de Inesita tiene un coqueto jardín en un lado.
El desnivel del terreno crea un espacio cerrado, repleto de sombra, donde no faltan ninguna de la especies de un jardín indiano que se precie.
Han tenido que talar ejemplares para evitar que colapsara el muro e invadiera la carretera.

Me alegro de volver a tener noticias (y fotos) tuyas Alejandro. 😉
Igualmente Lena, muchas gracias
¡Oooooooh, esta no la tenía «fichada»! Para el mapa va. !Gracias a millones!
Gracias Rosa, se va llenando ese mapa…
Bienvenido Alejandro, qué maravilla que tengamos de nuevo tus entradas, por un momento pensé que estabas en Cuba o Méjico investigando a los indianos .
Te tengo noticias del Panteòn
Gracias Ignacio. Qué más quisiera que estar por allá pero me conformo con esto de momento.
Ya me contarás sobre el Panteón. Un abrazo
¡Alejandro! Alegría infinita de volver a disfrutar de tus palabras y tus imágenes. Al verlas me siento transportado al recuerdo ideal del indiano: su hogar rodeado de un jardín exuberante (algo que viene de perlas en un día de frío y lluvia como hoy). Es una pena que tuvieran que talar ese ejemplar. Es fundamental pensar bien qué se planta y a qué distancia. Ese jardín frondoso invita al paseo y al deleite. ¡Gracias!
Hola Martín! Es posible que el indiano se dejara llevar por el entusiasmo. Esto es como las tiendas de chuches, todo te apetece, pero en el caso de un jardín, aunque te apetezca tener de todo, algunos árboles crecen que se matan. De eso seguro que sabes tú mucho.
Qué alegría tenerte de nuevo.
Gracias Lidia, la alegría es mía.