TENER UN PASADO
Durante los años 20, la Quinta Guadalupe de Colombres, Ribadedeva, se transformó en un sanatorio dedicado al tratamiento de enfermedades mentales y del sistema nervioso.
Un catálogo editado hacia 1920 resulta muy interesante para acercarse al estado original que tendría la Quinta Guadalupe tal y como Iñigo Noriega la concibió.
El texto del folleto la describe como «situada en plena campiña y sobre una hermosa altiplanicie de 200 metros de elevación sobre el nivel del mar; en una región dotada de inagotables bellezas naturales y de sorprendentes panoramas, con un clima siempre suave y exento en todo tiempo de bruscas transiciones.
El edificio principal del Sanatorio ocupa una superficie de más de seiscientos metros cuadrados. Las habitaciones son todas exteriores, espaciosas y magníficamente amuebladas, provistas de calefacción a vapor y agua corriente, algunas con cuarto de baño, dominándose bellísimos horizontes desde sus amplios ventanales. En el gran hall y en sus espléndidos salones encuentran los pensionistas estancia confortable, distracciones variadas, cinematógrafo, radiotelefonía, biblioteca amena y escogida, prensa diaria, revistas, gimnasio, billares, etc., etc.»
También describe el parque que la rodea:
«…se halla el frondoso Parque, con extensas avenidas bajo la sombra acariciadora y sedante de corpulentos tilos. Por este Parque, y profusamente repartidos, existen multitud de árboles de adorno, de hojas perennes, variadísimas plantas de jardín, numerosos frutales y múltiples arbustos, que además de contribuir a la salubridad del aire y del suelo, proporcionan agradables lugares de descanso y tranquilidad en un perfumado ambiente.»
Y como anécdota, los precios de estancia:
«Los precios de pensión, incluida asistencia médica, luz, calefacción, baño semanal, desayuno, comida, merienda y cena, son:
En 1ª clase: 25, 30, 40 y 60 pesetas diarias, según habitación.
En 2ª clase: 12, 15 y 20 pesetas diarias.»
Nota: Gracias a Maite, seguidora del blog, por apuntarme este hallazgo que está en la página web Llanes.as.
Más cosas sobre la Quinta Guadalupe, aquí.
Mucho mas bonita en el color original (blanco, crema?) que en ese azul pitufo que seria muy original cuando se hizo la rehabilitación pero que ahora a mi particularmente me cansa. Es que no tienen un término medio, o lo ponen todo de colorines o todo en tonos tierra tipo zen o directamente en ese blanco profiden de las decoraciones modernas que te da ya frio verlo en foto. No quiero parecer una talibana, que al fin y al cabo cada uno pone las cosas como le gusta. A mi tambien hay decoraciones y arquitecturas actuales que me gustan mucho, eh? pero es que en este pais es el todo o el nada.
Yo tambien me pido el libro para que los Reyes Magos me lo traigan, lo que he visto hasta ahora me pirra. Elegante es la palabra ideal para describirlo. Besote.
Mariam, parece ser que la Quinta estaba pintada de color blanco o una variante de tono claro. El «azul pitufo» se ve bastante por la zona del Oriente en construcciones nuevas, varias urbanizaciones de chalés en Colombres tienen ese tono, deben de ser las modas que también afectan al color de las fachadas. A favor del azul pitufo puede estar su mejor aspecto con el paso del tiempo, en los tonos más claros se nota enseguida el deterioro, pero yo votaría por un tono claro para la Quinta Guadalupe si fuera el caso. Gracias por lo del libro Mariam, un beso.
Pequeña aportación para tantos tesoros como tú nos descubres, Alejandro, pero me alegra poder contribuir en algo que a todos nos gusta y que tú andabas buscando. La bellísima Quinta Guadalupe ha pasado por tantas vicisitudes que es bonito poder ir reconstruyendo su historia. Y sí, aunque pocos años después se amueblase para sanatorio, su aspecto original posiblemente fuese éste.
Por cierto: otra más de las «perlas» -ésta en serio- del folleto es el objetivo médico del Sanatorio QUINTA GUADALUPE. Leed los tres puntos en los que enumeran las indicaciones. Aparenta tener un alto nivel clínico en enfermedades neurológicas, infecciosas, psíquicas, adicciones… Y estamos en 1920… Y cómo en dos líneas «allanan» el camino para comunicar con el resto de España. El folleto es impecable desde varios puntos de vista.
Enhorabuena por el nuevo libro, Alejandro. Tiene una pinta estupenda. Lo que hemos visto -por ahora- es precioooooooso. «Caerá» muy pronto. Se lo voy a pedir a los Reyes. Un abrazo
El folleto es una rareza para 1920, se nota que iba dirigido a una clientela selecta, las tarifas parecen altas para la época. Un buen lugar para lo que era una «casa de reposo». Gracias Maite por lo del nuevo libro, todavía espero mostrar algo más de él en el blog sin llegar a cansaros. Un abrazo.
A mí lo que más me gusta de todo el folleto es que el precio incluye» baño semanal».
Mª Jesús: sólo hay una foto -de poco interés- de un cuarto de baño. Creo que por eso Alejandro no la ha incluído. La puedes ver en la web que nos indica Alejandro, en el enlace «Hemeroteca llanisca».
Maite, gracias por darme la pista, es una estupenda aportación al blog. Desde la primera vez que visité la Quinta Guadalupe, he tratado de imaginar su aspecto interior original, y creo que esto se le parece mucho. Un abrazo.
La verdad que sería un escenario maravilloso para «La montaña mágica», de Thomas Mann. Me encantan esos dormitorios, con su lavabo y su mecedora…
Es verdad, tienen ese aire de melancólica convalecencia, de tardes interminables.
Menudo hallazgo, la referencia y las fotos. Veréis, aunque son fotos en blanco y negro, creo que son las que mejor retratan la esencia de la Quinta Guadalupe, con ese uso residencial de altísimo nivel, muy exclusivo, pero en el fondo un lugar para vivir, para descansar, para contemplar. Estaría bien alguna foto de la cocina, por ejemplo, o de los baños.
Mª Jesus, los baños y las cocinas son lo primero que se reforma en una casa y es difícil encontrar esas estancias en su estado original. En este caso el blanco y negro de las fotos le da ese componente evocador y lejano. Un saludo.
¡Qué curioso! Muy evocadores esos interiores. Con ese color tan pálido que tenía se parece aún más a su hermana, el Palacio Partarríu.
Me llaman la atención porque me acercan a la verdadera Quinta Guadalupe que tiene poco que ver con el aspecto de la que es hoy Archivo de Indianos. Hay que tener en cuenta que al Sanatorio le sucedió la ocupación durante la Guerra Civil y más tarde un colegio. A veces es un milagro que estas casas puedan conservar algo original.