PUENTE LA VIDRE
El viernes decidí salir pronto del estudio, cargué los trastos de las fotos en el coche, y me dirigí al concejo de Peñamellera con la intención de fotografiar Arquitecturas Olvidadas.
Llegué a mi primera localización a la hora de comer (tarde) con un día de primavera espléndido y más de veinte grados. Perfecto para casi todo excepto para hacer fotos: sol muy alto sin nubes y algo de bruma en el horizonte.
Abandoné la idea de fotografiar por la de estudiar cada uno de los lugares -sin cámara- y tomar notas de lo que haré más adelante. De vuelta en la carretera general, cerca del pueblo de Trescares, buscando una sombra donde sacar el tupper me acerqué al Puente La Vidre.
Comí casi al borde del río, muy entretenido observando los movimientos de un pescador. Con una suave cadencia, su caña parecía peinar la superficie del agua azul turquesa, una y otra vez, como si quisiera adormecer al ansiado salmón.
Un coro de cencerros puso fin a la meditación. Se acercaban por el sendero una pequeña manada de cabras seguidas de su pastor, camino del puente hacia La Braña Trespandiu.
Me apresuré a sacar la cámara para recoger el momento y, ya puestos, hacer otras fotos de este puente que -según cuenta la historia- está relacionado con la vía romana construida por Agripa, remontando el curso de los ríos Deva y Cares.
Es un hermoso puente, de gran altura, asentado sobre dos macizos rocosos, con bóveda de sillar y una calzada empedrada con los cantos del río.
El resto del día transcurrió sin cámara casi hasta el final, junto a unas calas… En la próxima entrada.
¡Qué envidia me das Alejandro!. Menudo placer poder decidir, un viernes, que hoy no vas a estar entre cuatro paredes, que vas a coger el coche y dirigirte a un espacio abierto donde estarás a una temperatura agradable, disfrutando del sol y del maravilloso paisaje astur con tu cámara a mano…
Es un lujo poder ver estos puentes que se mantienen a lo largo de los años…Me recuerda (salvando las distancias, que no se me eche nadie encima) al de Cangas de Onís o al que te encuentras de camino a la Olla de San Vicente. Como digo yo, ¡para darte un perfecto paseo con tacones! 😉
Preciosas fotografías: una ventana abierta para los que no tenemos un trabajo al aire libre…Está bien hacer de vez en cuando una pausa y ojear tus hallazgos.
Lena, ya sabes que la primavera la sangre altera, y entran muchas ganas de salir al aire libre cuando el tiempo acompaña. Yo también trabajo en interiores a menudo, así que cualquier disculpa es buena para salir corriendo.
Que belleza. Puedo sentir la paz del lugar. Gracias Alejandro, estas fotos nos alivian de la carrera en que vivimos. Abrazo
Nilsa, es un lugar muy tranquilo rodeado de naturaleza. Perfecto para bajar el ritmo.
Riqueza salmonera antiguamente, cuando los obreros se ponían en huelga porque les daban salmón para desayuna, comer y cenar, pidiendo que por lo menos una de las comidas del día no llevará salmon, como también se cuenta en Escocia y Bretaña.
Ya ves, ahora «el campanu» es noticia en los telediarios!
Cerca de este puente se registro a principios del s. XX una mina de calamina.
José, eso es para nota. Ahora es una zona sobre todo ganadera y tiene la riqueza del salmón. Ya sabes que es temporada, las márgenes de la carretera que discurre casi paralela al río está llena de coches de pescadores en busca de fortuna.
No hay como estar en el lugar adecuado, en el momento preciso, y a la hora exacta. Ja,ja,.
Ocurre pocas veces!!
Para mi, los puentes en general, tienen un encanto y un atractivo especial;tanto su estructura, como su cometido, los hacen irresistibles, y si son de la epoca romana todavia mas. Son obras magnificas, que despues de dos mil años, permanecen como el día que los edificaron. Por mas embates de las embravecidas aguas que soporten están, ahi viendo pasar el tiempo. Este me recuerda mucho al que hay en La Ferreiria en Santa Eulalia de Oscos, todo cubierto de yedra.
Preciosa la fotografia del pastor, atravesando el puente con las cabras. Es pura plasticidad.
Otra entrada preciosa Alejandro.
Gracias Mª Luisa, lo del pastor fue pura casualidad y que llevaba una cámara preparada en el coche.