NOCHES SIN LUNA
Cuando llega la noche más oscura, el agua está turbia y revuelta, y la marea comienza a subir, es el momento de salir en busca de la preciada angula por la desembocadura del río Nalón.
Yo me embarqué a las 11 de la noche un día muy oscuro y lluvioso de diciembre. Se acababa de abrir la veda y al menos 50 embarcaciones poblaban las aguas de la ría en busca del diminuto manjar.
La rutina es siempre la misma. Las lanchas pasan a gran velocidad arriba y abajo, entre las localidades de San Esteban de Pravia y San Juan de la Arena, con un cedazo desplegado a cada lado, que sacan del agua y vuelcan en cubierta cada poco. De ahí filtran y separan las escasas angulas que quedan atrapadas y las van guardando en un cubo con agua. Es importante que la angula llegue viva a la rula, su valor es mayor.
El frío es muy intenso, acentuado por la humedad a bordo y la velocidad. Una pequeña luz en cada embarcación permite realizar las labores en cubierta y advertir de tu presencia a las docenas de lanchas que pasan rozando arriba y abajo en la noche sin luna.
Entre las 5 y las 6 de la mañana termina la pesca y las capturas se subastan en la rula. Mi anfitrión logro sacar 1 kilo, una buena noche dada la escasez, y el precio.
Mañana empezamos un concurso para descubrir Asturias donde regalamos libros. No te lo pierdas.
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