LA CASA DE LA COLINA
La Piconera despliega sus encantos, un tanto prepotentes y urbanos, sobre un fondo de placidez callada. El contraste es muy llamativo.
Su color, su cierre palaciego evocando un patio de armas, sus grandes farolas, se contraponen con los verdes pastos, las vacas satisfechas, y la imponente silueta de la Sierra del Cuera.
La Piconera preside una gran explotación agroganadera cuyo origen se remonta a 1891, cuando uno de los hermanos Martínez, indianos enriquecidos en Cuba en la distribución de tabaco, decidió probar suerte en otras labores.
En el silencio de este lugar, a pocos kilómetros de Ribadesella, se distingue claramente el murmullo de la fuente que sirve de abrevadero. Al otro lado, un hórreo de escalera pretenciosa y varias dependencias auxiliares terminan por impregnar a esta hacienda tan distinta, del aire idílico y surrealista de los decorados de cine.
La Piconera , con ese alzado ,pierde la dimensión de casona y se convierte en palacio y, como tal, impresiona en una primer momento y te desconcierta al segundo. Decenas de veces me habré plantado frente a sus rejas creyendo que estoy, como bien dices, delante de un decorado teatral. Es otro de «mis rincones» de la ruta turística para impresionar a las visitas. Nunca falla. Todo el mundo queda asombrado de que una construcción netemente urbana esté en el medio rural y de que una fuente de ese calibre esté allí y no delante de un ayuntamiento. Personalmente me cautivan más los hórreos y paneras de enfrente . Es el elemento rústico de ese decorado. Salvando las distancias , a la Piconera le pasa como al palacio de Versalles: el lado regio se complementa con el lado bucólico y pastoril. Seguro que Mariantonieta ,de haberlos conocido ,hubiera incluido uno de estos hórreos en su caprichosa Aldea del jardín de Versalles.
SALUDOS
Nicolás, yo me quedé también impresionado con las construcciones auxiliares, especialmente la panera. El despliegue de La Piconera es digno de un pabellón de caza de cualquier rey francés. Saludos.
Las fotos son preciosas pero hoy casi que me ha gustado más tu texto, muy evocador… ¡Gracias!
Gracias Martín, ya sabes que las casas te dejan regusto, una especie de recuerdo que perdura, y La Piconera siempre me pareció un poco irreal, pero no sabría explicarlo.