LA ALFARERÍA DE FARO
La cosa viene de lejos, de muy lejos, allá por el siglo XI, en plena Edad Media.
A tan sólo 4 Km. de Oviedo, en el pueblo de Faro, floreció por entonces esta actividad artesana, llegando a contarse 72 alfareros en el siglo XVIII.
José Vega, Lito, es el último de una larga estirpe. Apenas ha variado el método de producción; en el siglo XX se sustituyó el torno tradicional de mano por el de pie. Es un espectáculo ver a Lito mover sus manos con destreza sobre el barro.
Hoy, como siempre, se siguen produciendo dos tipos de cerámica. El primero es casi negro, cocido a altas temperaturas, y con un aspecto metálico. El segundo está esmaltado en blanco con decoraciones en verde, amarillo y azul, y con motivos decorativos geométricos y naturalistas.
Acércate hasta su taller, merece la pena.
Da pena que vayan desapareciendo estos artesanos, y perdiendose este bonito y entrañable oficio, que desde tiempo inmemorial ha surtido de enseres domesticos y decorativos a tantas y tantas generaciones. Sin duda hemos ganado en muchisimas cosas, pero no hay nada comparable al tacto de un objeto hecho de barro, producto de horas y horas de trabajo. Me encantan esas muyerinas que hay en el Fontan, como homenaje a estos artesanos de Faro. Hay cuatro cosas que para mi son insuistituibles: El ruido del agua al correr por un arroyo, el crepitar del fuego, el tacto del barro, y el del cristal. Quizas todo ello muy primitivo, pero maravilloso.Un saludo.
Mª Luisa, este ofico, como tantos otros, está al borde de la extinción. Ojalá alguien se decida a continuar para no perder algo que viene de muchos siglos atras. Un saludo.