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HOTELES INDIANOS II

HOTELES INDIANOS II

Esta vez nos vamos a las afueras de Villaviciosa, a la Casona de Amandi, para la segunda entrega de la serie recorriendo casas de indianos convertidas en hoteles.

Historia– Obdulio Fernández Pando regresó de América con mucho dinero y muchas ganas. Hizo construir esta casona en su pueblo natal y emprendió una nueva aventura empresarial como fundador de Sidra El Gaitero en 1882.

Entorno– La Casona de Amandi está situada en el pequeño pueblo del mismo nombre, dista apenas 1 Km. del centro de Villaviciosa. Merece la pena acercarse a la iglesia románica de San Juan de Amandi, del siglo XIII, y echar un vistazo a otras casas de indianos interesantes, como la Casa de la Ballina o Villa La Covadonga. También hay que parar en la sidrería La Regatina, de lo más típico de la zona.

Conservación– Esta Casona fue pionera en turismo rural hace muchos años. Esa aventura terminó y la casa estuvo cerrada varios años hasta su reapertura reciente con otros propietarios. El exterior está perfectamente conservado. Por dentro solo quedan sus estupendos suelos de madera. La decoración es una amalgama de muebles y estilos diversos, entre lo corriente y lo interesante.

Atención– La reserva por teléfono fue rápida y el trato personal amable, con una visita por la casa que se limita a lo funcional (aquí esto, aquí lo otro…), pero que no aporta nada más. Es una pena, los que habéis leído la primera entrega de esta serie, sabéis que sigo echando de menos que me cuenten una buena historia, estas casas se lo merecen.

Estancia– La habitación que me tocó era amplia aunque la decoración me dejó indiferente. Para estancias más largas, destaca la enorme finca privada, casi 1 hectárea, que rodea la casona, perfecta para disfrutar de los ratos de ocio en el hotel, con tumbonas, mesas, árboles centenarios, y mucha tranquilidad. La situación geográfica del hotel es privilegiada para visitar Asturias, teniendo asegurado un descanso apacible después de cada jornada. Es más, el hotel sirve cenas por encargo.

Desayuno– Lo reconozco: ya estoy echado a perder, acostumbrado a los buenos buffets de desayuno de los hoteles, con cantidad y variedad para todos los gustos. No es este el caso. El desayuno está incluido en el precio de la habitación y consiste en: zumo natural de naranja, un poco de fruta, croissant, tostadas y café. Ya dije que estaba echado a perder, pero hacer fotos desde las 6,30 de la mañana en ayunas dispara mi apetito de forma alarmante.. Una petición más. Si el desayuno lo sirvieran en la galería que veis en las fotos, lo perdonaría todo a cambio de esa luz. Ahí queda.

Conclusión– Un buen hotel, trato relajado y apartado del bullicio. ¿La pena?, la Casona de Amandi ha perdido por dentro su encanto indiano del que la propiedad del hotel parece haberse desvinculado.

Página Web– Clara, fácil de navegar, con toda la información pertinente, fotos buenas, reserva online, y sin trampas. Es esta.

Extras– Wi-Fi y parking privado gratis. La gran finca, un lujo. Pertenece al Club de Casonas Asturianas que siempre es una garantía.

Fecha de estancia– 11 de Junio de 2011.

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11 Comentarios

  1. Cel

    Me gustaria saber que casas indianas estan abiertas al publico para visitar,gracias

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  2. Mario

    Obdulio sí tuvo casa en Villaviciosa, o al menos existía una casa que se conocía como «la casa de Don Obdulio». Se encontraba en el barrio de La Oliva, al principio de la que hoy es la Calle Eloisa Fernández. Era un edificio más sencillo que La Casona y que Les Baragañes, (no sé cómo adjuntar una foto en este comentario, pero podría enviartela por e-mail) .A mediados del s. XX, sus herederos construyeron en su lugar un nuevo edificio, más acorde a los gustos y necesidades de la época, y que tampoco existe actualmente. Este último verano el solar se utulizaba como aparcamiento, si bien el plan de urbanismo de Villaviciosa contempla que allí se construyan bloques de pisos

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    • Alejandro

      Mario, gracias, creo que no hay forma de incluir la foto en el comentario, pero te agradecería que me la envíaras por e-mail, y si tiene calidad, me gustaría incluirla en el blog con las aclaraciones que me has dado.

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  3. Mario

    Hola Alejandro, acabo de encontrar este blog, y se me ocurren algunoos comentarios sobre esta casa.
    La finca donde se encuentra era una propiedad de los Condeas de Revillagigedo, dentro de la que había una herrería, Esta finca fue adquirida por Inocencio Valdés y su esposa Elvira Fernández, que edificaron sobre la vieja herrería el actual edificio.
    Esata señora, Elvira, era hermana de Eloisa Fernández, casada con su primo Obdulio Fernández.
    Inocencio Valdés y la familia Fernández truvieron negocios en México. A su su regreso a Espña, a finales del XIX, fijaron su residencia en Oviedo durante el invierno y pasaban los veranos en esta casa. Tras el fallecimiento sin descemdencia del matrimonio Valdes Fernández, la casa paso a manos de un hermano de la esposa, que después se la cedio a unos sobrinos. La finca continuo en manos de la familia hasta finales de los 1970 o principios de los 1980, cuando se vendió para funcionar como hotel. Desde entonces ha pasado por varios propietarios, manteniendo la actividad.

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    • Alejandro

      Gracias Mario por tu detallada información. Entiendo por tanto que Obdulio, hermano del fundador de Sidra El Gaitero, no fue nunca propietario de esta casa. La casa era de su cuñada Elvira. Obdulio y su esposa, ¿no tuvieron casa en la zona?.

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  4. Mª Luisa

    Realmente es una pena que, quienes se dedican a la hostelería no sepan sacarle provecho a estas maravillosas casonas. Ya es la segunda que visitas para pernoctar en ella, y por lo que nos cuentas hay muchos peros que ponerle. A esa fantastica galeria podrían sacarle mucho provecho porque es preciosa. Me imagino que habrás estado en La Rectoral de Taramundi, donde tambien hay una galeria como esta, y donde creo que se puede desayunar en ella contemplando ese paisaje verde y maravilloso.

    Un saludo.

    Estuve en Amandi hará unos diez años, y me enamoré de la Iglesia, con ese abside columnado, que yo no habia visto en ningún templo romanico.

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    • Alejandro

      Mª Luisa, tengo miedo de parecer demasiado critico. No lo soy, de hecho la Casona de Amandi me ha gustado aunque, como dices, con sus peros. Conozco La Rectoral, y mi idea en el comentario era que la luz es tan importante en un lugar como Asturias, donde a veces escasea, que el momento del desayuno podría ser algo diferente, algo que no disfruto igual dentro del piso en el que vivo. Sobre San Juan de Amandi, me quedé embobado con su pórtico, algún día dedicaré tiempo a recorrer con calma el románico de Villaviciosa. Un saludo.

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  5. Ramón

    Un jardín estupendo, me llama la atención lo referente a las historias de estas casas… creo que en muchos casos les deberían dar el mismo tratamiento que a un familiar querido , no se trata sólo de pintar y meter muebles. Saludos a todos.

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    • Alejandro

      Yo soy de la misma opinión. Creo que esa es la diferencia frente al hotel de una gran cadena. Se puede contar una buena historia. Imáginate además en este caso que el primer propietario de la casa fue el fundador de Sidra El Gaitero. Menudo filón. Sigo creyendo que es necesario vender experiencias, es lo que busca la gente cuando sale de casa.

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  6. Alberto

    Por lo que dices, me parece que merece una visita para conocerla, pero no necesariamente quedarse a dormir. Villaviciosa está cerca de cualquier lugar donde pernoctar. Casa sin historia, casa a medias. Esa galería bien vale un café. La iglesia espero visitarla, y la sidrería, ya que suelo hacer la ruta desde Gijón a El Puntal, Villaviciosa, Lastres, Colunga, etc por el puro placer de conducir al aire libre en un bonito paisaje. Gracias por esta segunda entrega.

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    • Alejandro

      Alberto, la iglesia y la sidreria están muy cerca, para dar un paseo, y la Casona también. Estos sitios te encajan dentro de tu ruta. Yo, cuando estuve, me acerque a Valdedios (a 8 Km.) para ver la restauración recien terminada de la iglesia prerrománica y del conjunto del monasterio. Es otra excursión por la zona que merece la pena. Un saludo.

      Responder

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