LA VOCACIÓN DE SER FARO
La casa de Hermógenes Foyo podría ser un faro si estuviera al borde del mar.
No importa que tenga planta cuadrada, ni que sus múltiples miradores de madera se muestren frágiles ante el paso del tiempo. A la casa de Hermógenes no la azotan las olas si no los crudos inviernos de San Juan de Beleño.
Pero el derecho a ser faro no se gana por la cercanía del mar, se conquista dominando el paisaje en todas las direcciones, haciéndose dueño del viento.
Quieto con mi cámara delante de esta casa enmarcada entre nubes de algodón, me imaginé al joven Hermógenes Foyo exclamando: «Sobre esta piedra edificaré mi casa»
Al fin y al cabo la vida de muchos indianos alcanza magnitudes bíblicas, y el nombre de Hermógenes me evoca el Viejo Testamento.
Seguramente Manuel Foyo, su hermano, era un hombre más prudente a tenor de la casa que construyó a escasos cincuenta metros.
Una villa sólida, recogida, al borde de la carretera que cruza el pueblo.
Levantada en 1925, tiene rasgos de la arquitectura regionalista que vemos a menudo en otras casas de esta época.
Todavía no nos vamos de San Juan de Beleño, el próximo día queda alguna que otra villa indiana.
PD. Y una foto de Hermógenes (gracias José) hecho un pincel (abajo izquierda). Tomada en 1916.
Me gusta la expresión » rotunda» que le da M. Luisa a la casa. Es como
mejor define este a tipo de construcción sobria y sin contemplaciones de ornamentación alguna . Pensadas para que duren toda la vida y estén por encima de modas y tendencias.
Pero lo que me más me gusta es esa definición que das de «faro de tierra adentro» . Lo bordas,
Saludos.
Me vino esa imagen a la cabeza estando allí. Hay algo heroico en estas casas sencillas, probablemente es esa vocación de durar para siempre, como los faros.
Dos casas magnificas, en un entorno de ensueño. Me gustan estos edificios que dan sensacion de solidez, y a los que yo denomino «rotundos» por sus muros recios y fuertes. El color oscuro de la madera en sus miradores, y el de los muros, me recuerda mucho, a las casas montañesas del occidente de Cantabria.
Cuantas joyas indianas, guarda San Juan de Beleño. Por su lejania del mar, como tú dices, nunca me lo hubiera imaginado.
Otra entrada preciosa Alejandro.
Mª Luisa, yo no tenía el recuerdo de tantas casas indianas -no me había fijado- pero esta vez me sorprendió que hubiera tantas, sobre todo en relación al pequeño tamaño del pueblo y a su lejanía.
Como curiosidad 1880 Castor Foyo Díaz natural de Beleño, sus padres Feliciano y María, estaba en el ingenio Andrez, Matanzas Cuba. Clemente Foyo Diaz natural de Beleño, sus padres Manuel y Manuela, estaba en la Calzada del Monte, 115 La Habana. Joaquin Foyo González, sus padres José y Manuela, estaba en La Habana
Por lo que parece, toda la familia -hermanos, primos- emigraron a Cuba. Cuando el primero en llegar conseguía tener una posición, era bastante más fácil para el resto.
Hermógenes Foyo Díaz, (aparece en muchos sitios como Foyo en vez de Fueyos), fue concejal del Ayuntamiento de Ponga e incluso Alcalde, además de presidente de los hijos de San Juan de Beleño en La Habana, su casa en Beleño, en noviembre de 1921 estaba a punto de terminarse. En 1925 a su hermano Manuel se le concedio permiso para construir un edificio al final de la carretera de Beleño a Sahagun de Arriondas. Desde Beleño se fueron varios Foyo Díaz, a Cuba de varias ramas.
Gracias José por los datos y por precisar el apellido (seguramente a la vecina que me habló de los hermanos le sonaba más familiar Fueyo que Foyo) que ya he cambiado. También te agradezco la foto, me encanta ponerle cara a este señor!