A PIE de PÁGINA 29
Es solo una sensación, carezco de estadísticas.
Las casas de indianos se están vendiendo y rehabilitando a un ritmo más rápido de las que se pierden.
Alguien podría contradecirme, ya digo que es solo una sensación del que anda arriba y abajo y se fija en ellas.
Como diría un político, estamos en el buen camino pero queda mucho por hacer.
Hace pocos días pasé por Pravia y no me resistí a acercarme al chalé de los García de la Noceda.
La compraron hace un par de años y parece que ya está totalmente rehabilitada.
Siempre me gustó el porte de esta casa.
Recuerdo haber estado sentado charlando en el porche con su nuevo dueño, antes de la restauración, y comprender la apuesta tan fuerte que significa reformar una villa como esta con garantías.
Puede venir con sorpresas desagradables como problemas de estructura, cubiertas, humedades ocultas y un largo etcetera.
No sé cómo le habrán ido las cosas pero el chalé de los García de la Noceda tiene un montón de metros cuadrados, es mucho más grande de lo que parece a simple vista.
Jorge, al que no conozco, escribió el otro día.
Vive en Londres y se ha comprado esta casa de El Pito que habíamos puesto en el blog.
Tiene una fachada elegante y la zona es señorial y tranquila.
Mucha suerte con las obras!
Fernando me envió una foto de Villa Excélsior que no había visto antes.
Es desde el ángulo de la torre y, aunque apenas se aprecia, tiene un coche aparcado delante de la casa.
Ya mencioné a Fernando en otras ocasiones, es amigo y experto en coches clásicos.
Me dice que es un Renault.
Cuando le protesto porque me parece poca marca para Méndez de Andés, me aclara que por entonces tenían algún modelo que rivalizaba con el Rolls Royce.
De hecho, el único coche que se hundió con el Titanic era un Renault Type CB Coupe de Ville de 1911, y hay una escena en la película de James Cameron con Kate Winslet y Leonardo diCaprio en él.
En realidad perteneció al magnate William Carter.
Seguramente no era el mismo modelo de coche el que tenía Méndez de Andés pero, por lo que sabemos de él, andaría cerca.
No todo funciona tan bien.
Hay casas que no consiguen un nuevo dueño ni por casualidad.
Es lo que pasa con el chalé de Roberto López en Castropol.
Pedigrí no le falta: es proyecto de Juan Miguel de la Guardia en la primera década del XX, está a dos pasos del parque Vicente Loriente Acevedo y conserva unos interiores originales extraordinarios.
Hay un reportaje completo de esta casa en La Travesía de la Memoria -de hecho su comedor es la portada del libro- pero tienes un aperitivo aquí.
Su maldición es haber quedado emparedada entre dos edificios demasiado pegados, alguien se saltó las normas o el buen juicio.
El precio ha ido bajando y bajando, lleva al menos doce años en venta.
A ver si alguien la rescata y le pone toda la atención que merece.
Siempre hay chinas en el zapato cuando se camina mucho.
Rehabilitar una casa de indianos es un proyecto que exige mucho romanticismo y sensibilidad. También, como dicen en mi pueblo, «hacen falta perras e imaginación».
Yo también tengo la sensación de que en los últimos años el mercado está más activo y determinadas casas se van rescatando. Se salvan las que tienen el justo equilibrio de tamaño, estado, precio y ubicación.
Luego están las grandes olvidadas… justamente por su volumen apabullante o por otros motivos (jardín escaso, entorno poco agraciado, cercanía a la carretera, inversión a realizar…). Me vienen a la mente Villa Isabel, un par de casas en Porrúa, el Palacio de Sotiello… y especialmente la casa de Juan Miguel de la Guardia que citas, que me enamora. Espero para estos «irreductibles galos» la pronta redención, «otro milagro de la Primavera». ¡Gracias!
Gracias Martín, tu eres un buen ejemplo de perseverancia e imaginación con lo que has hecho en tu casa. Una labor que nunca termina, un compromiso a largo plazo. Desgraciadamente hay algunas casas que lo tienen difícil, y Villa Isabel es otro buen ejemplo. Ahí hace falta un nivel de entusiasmo y de dinero fuera de lo común. Espero que llegue, se merecen un futuro diferente