CASAS DE INDIANOS DURANTE LA GUERRA
La mayoría de las casas de indianos fueron requisadas durante la guerra civil por uno u otro bando.
Tocamos este tema de pasada contando la historia de los indianos y de sus mansiones.
Algunas casas -seguramente por azar- se libraron de la ocupación pero fueron muy pocas.
Se convirtieron en hospitales de campaña, residencia de oficiales o incluso de tropas, puestos de mando, etc.
Todos tenemos en mente las películas sobre nazis donde sus oficiales vivían a cuerpo de rey en los palacetes requisados, ofreciendo grandes fiestas y bailes.
No creo que aquí fuera tanto, pero lo cierto es que las casas tuvieron una segunda historia muy diferente que duró entre varios meses y algunos años en el periodo 1936-39.
Por ejemplo, casi todos los muebles de El Capitolio en Grado fueron quemados para calentar a las tropas.
El saqueo de objetos valiosos estuvo por supuesto a la orden del día.
Se publicó en prensa el robo de una gran cantidad de plata en la residencia de la Marquesa de Argüelles en Ribadesella.
En la misma playa, Villa Rosario fue hospital de campaña y el chalé de Miguel Llano ocupado por diferentes mandos del ejercito.
Recientemente hablamos del chalé de los Valle que se convirtió en sede del Ayuntamiento hasta el final de la guerra.
LA VENTA EN PENDUELES, LLANES
Todo esto viene a cuento de un mensaje que recibí estos días de Felipe José López García, recordando la historia de sus abuelos en Pendueles y de la casa de indianos La Venta.
El abuelo de Felipe, Fernando García, emigró a México en el año 1900 con 14 años, y vivió de cerca la revolución mexicana.
Escribió un libro contando esa experiencia.
Regresó a España en los años veinte para instalarse en Madrid, residiendo en Pendueles (Llanes) a partir de 1933.
Seguro que hay multitud de historias similares, la mayoría desgraciadas como la que cuenta Felipe.
Terminada la guerra, las casas fueron devueltas a sus legítimos dueños. En algunos casos ese proceso se alargó durante muchos años.
Qué triste la historia de Felipe, qué cruel el ser humano, somos una raza autodestructiva .
En el caso de mi familia por historias que contaba mi padre en La Casona de Somao, se sufriò dos veces, en la revolución de 1934 y en la guerra.
En el primer caso la pasaron en La Casina, tuvieron que esconder a Don Amando, el cura que vivía con mi familia, como silbaban las balas y los cañonazos recuerda mi padre,y en la guerra pues quema de muebles , el piano todavía tiene maderas quemadas de esa época,hubo algún familiar escondido en un baño y se tapaba la puerta con un armario, y más tarde con los nacionales ya comenté en el 2019 que hubo historias de celos entre un oficial nacional y un tío mío , disparos a media noche, muerte, vamos , para hacer una película , cuando nos veamos te lo contaré Alejandro.
Ignacio, sí, me encantaría escuchar esas historias en detalle cuando vengas. No son agradables pero forman parte de la vida de estas casas. Pobre don Amando!