CASA DE EDUARDO GARCÍA VALVERDE
Hay algo mucho mejor que ser un indiano rico.
Lo supera con creces ser un indiano rico de segunda generación.
Te ahorras un viaje penoso, treinta años de duro trabajo y las miserias de la falta de educación.
Por contra, el hijo del indiano vive con naturalidad los privilegios de su fortuna heredada.
Se educa en los mejores colegios, viaja por el mundo y -básicamente- no da un palo al agua.
Tenemos varios ejemplos, entre ellos el de Manuel Méndez de Andés (en este caso hereda de su tío) y Villa Excélsior, o Eduardo Jardón y la Quinta San Jorge.
CASA DEL INDIANO EDUARDO GARCÍA VALVERDE
Hoy me ocupo de otro Eduardo, Eduardo García Valverde, hijo de Nicolás, uno de los tres hermanos García García que forjaron una gran fortuna en Puebla, México.
Juntos se dedicaron a la industria textil del algodón con la sociedad García Hermanos.
Eduardo se quedó huérfano a los cinco años, pero uno de sus tíos se encargó de procurarle una educación exquisita en los mejores colegios europeos y frecuentes viajes por el mundo.
Se decía que, para pagar cada año de colegio de Eduardo, la familia vendía una casa en Puebla.
Tampoco hay que preocuparse, eran dueños de calles enteras.
Ya adulto, Eduardo fijó su residencia en San Sebastián, en el Paseo de Miraconcha, desplazándose a menudo por el país vasco-francés.
Decidido a construir una casa de de vacaciones en Llanes -origen de su familia- se decide por un modelo de vivienda como las que veía habitualmente.
Había adquirido dos álbumes editados por Luis Colás, un antropólogo y etnógrafo dedicado al estudio de la cultura tradicional.
En ellos aparecían plantas de villas y fotografías de casas del País Vasco, incluyendo también mobiliario y soluciones para el interior.
Nota: Esta casa aparece en el libro Un Viaje en el Tiempo.
En colaboración con el arquitecto francés Louis Soupre, la casa se construye en 1926 en un paraje extraordinario, con vistas al mar, como es el Paseo de San Pedro.
PD. Algo más sobre la familia García Valverde y las casas neovascas en las próximas entradas, o sea, continuará.
Es una casa preciosa, un caserío Vasco en Llanes, Eduardo Garcia tenía buen gusto, bonitos muebles, se ve que es una casa fuerte, bien hecha, muy Vasco la verdad.
Tocando el tema de los herederos de los indianos en mi caso particular y espero no aburrir a los asiduos seguidores del blog,la fortuna de mi bisabuelo Gabino Álvarez , propietario de La Casona de Somao, dio para mucho y sigue dando.
Su viuda e hijos vivieron còmodamente el resto de su vida, tenían casa en Biarritz, San Sebastián , Gijòn , un edificio en Madrid que sigue dando beneficios, conque es cierto que el indiano trabajò toda su vida para hacerse con una fortuna y los descendientes han sabido mantener ese legado.
Gracias Ignacio, me refería sobre todo a la primera generación, que habitualmente nace en el país de la emigración. Afortunadamente, como en tu caso, las familias han sabido conservar ese legado, por eso podemos seguir hablando de ello hoy en día, con admiración.
Qué afortunados fueron Eduardo y todos los hijos-herederos de esos primeros indianos .
La casa es muy exótica , como todos los regionalismos fuera de su lugar de origen .
Suma riqueza arquitectónica a Llanes, que tiene un repertorio estilístico inacabable.
Me encanta ver en el plano que utiliza el término
“solana” para referistse al balcón orientado al sur .
Es notable que eligiera una zona ignorada hasta entonces para construir su casa. No había nada en ese Paseo de San Pedro en 1926. Creo que Eduardo tenía claro las vistas al mar por sus viajes por los pueblos costeros del País Vasco.