ÁNGULOS EN UNA CASA
Quizá fue el día de lluvia, de cielo pálido y gotas en los cristales, pero la casa me pareció distante, señorial, y demasiado grande.
Otro García de la Noceda construyó este chalé a pocos metros del de su hermano, en Pravia. Está lleno de ángulos, entrantes bruscos, líneas agresivas que sólo se suavizan en la escalinata redondeada que te invita a entrar y conocerla.
Ese acceso tan agradable, te aupa sin esfuerzo hasta un porche de columnas de hierro y techo de cristal. Es entonces cuando se puede apreciar de cerca el revestimiento tan original de su fachada, en tono casi rosáceo y de inspiración modernista.
En otro ángulo, una camelia acaricia la pared, emulando los dibujos de la fachada. La casa por fin se deja querer, ya no es tan fría, ni el día tan gris.
Dentro quedan pocas cosas de lo que fue la casa tiempo atrás, pero el zaguán me vuelve a sorprender, otro quiebro a lo convencional.
Finalmente, en el porche posterior vuelve la solemnidad de columnas, de aspiraciones palaciegas, frente a un jardín invernal.
Comentario muy tardío, ya lo sé, pero… ¿os habéis fijado en el suelo del porche posterior? Está hecho con la técnica del «trencadís», propia del modernismo catalán, y nada habitual en las casas indianas del Cantábrico. En este caso en un trencadís muy sobrio. Con los colores rosados de la fachada, crema de los esgrafiados y los grises de las columnas. Pero trencadís, al fin. Curiosa idea.
No se conoce el arquitecto de esta casa, y yo no he visto esta solución de recubrimiento de la fachada en ninguna otra casa de indianos de Asturias. También sorprende el tono rosa del fondo, que suaviza las lineas duras de la casa. Es curioso y atractivo.
Contrasta la ligereza de las columnas a la entrada con las imponentes del porche posterior. También me gustan mucho las puertas blancas de lamas que dan acceso a ese jardín. Un saludo.
Ramón, a mí también me gustaron mucho esas puertas, tienen el encanto de las villas mediterráneas.
Si la cocina resulta ser uno de los lugares más encantadores de la casa, la conozco personalmente y, en general, convina ese aire antiguo con la prácticidad actual.
Lola, gracias por comentar y bienvenida al blog. También recuerdo que la cocina tenía mucha luz, un sitio muy acogedor. Saludos.
Me ha encantado, como bien dice David la casa es muy elegante. La verdad que se ve bien conservada y la fachada me encanta… lo que no quiero imaginar será la factura cuando digan de pintarla de nuevo, jeje.
Gracias!!
Está bien conservada, y es mucho más grande de lo que aparenta a primera vista. Por cierto, tenía el espacio dedicado a la cocina más grande que yo haya visto en una casa de indianos. Saludos.
Esta casa es muy agradable, es el típico palacete que irradia elegancia y empaque. Lo que más me llamó la atención cuando lo vi fue ese revestimiento tan poco frecuente en Asturias. Parece uno de esos esgrafiados que abundan en Barcelona. Es paradógica la lucha que hay en ese tiempo entre el eclecticismo, tan arraigado en Asturias, y ese modernismo que trata de abrirse paso con menor éxito. Una lástima lo de los interiores. Las casas de los Arias de la Noceda no tuvieron finales tan felices como La Casona o La Javariega, pero ahí siguen que es lo importante.
Un saludo Alejandro.
David, supongo que para muchos, en aquel tiempo, las corrientes modernistas eran una extravagancia. Lo «serio» se decantaba por el historicismo y un cierto regionalismo impregnado de otras cosas. Visto ahora, el modernismo tiende a alegrarnos la vista más que otras cosas en arquitectura. Saludos.